La 62ª edición de Donostia Zinemaldia fue una de las mejores que se recuerdan en los últimos años. Una programación de mucha calidad consiguió superar los problemas derivados de la crisis. Reto superado. Y con nota.Festivales de tal magnitud están obligados a combinar el glamour de las grandes estrellas con la calidad de su programación. Así son las reglas. The Equalizer inaugura el Festival, fuera de concurso. Una película de escaso interés artístico, pero que permite la presencia de la primera gran estrella. Denzel Washington recoge su Premio Donostia por toda una carrera llena de reconocimiento. Al ser preguntado por la posibilidad de encarnar al actual presidente de Estados Unidos, sonríe y explica: “La historia de Obama aún no ha acabado”. El segundo Premio Donostia fue para Benicio del Toro, quien presentó Escobar, donde da vida al famoso narcotraficante colombiano. Un film con el que se clausuraba la Sección Perlas, una de las más atractivas. Ahí podemos ver lo mejor que ha pasado por otros grandes festivales del mundo. Por primera vez en España, se vio ese fenómeno en el que se ha convertido la argentina Relatos salvajes. O las ganadoras en Berlín (Black Coal) y Cannes (Winter Sleep). También Pasolini. Con la presencia de Abel Ferrara, uno de los autores más arriesgados del actual panorama norteamericano, presentando su biopic sobre uno de los directores más polémicos de la historia del cine. Acompañando a Ferrara estuvo Willem Dafoe, otro que tampoco se asusta con el riesgo.
No es la primera vez que el actor visita el Festival. Y es que hay muchos a los que les encanta repetir. Es el caso de John Malkovich, que volvía a esta edición con protagonismo doble. En el interesante documental The John Malkovich Paradox, vemos el apasionante proceso que supuso la adaptación teatral de Las amistades peligrosas bajo la dirección del propio Malkovich, quien reclutó a un grupo de jóvenes actores desconocidos. Mientras, en Casanova Variations protagoniza un trabajo que mezcla ópera y cine. Fue uno de los trabajos más estimulantes de una Sección Oficial de mucha calidad, especialmente en lo que a cine español se refiere. Magical Girl y La isla mínima se perfilan como las dos grandes favoritas para los Premios Goya. Sin olvidarnos de Loreak, primera película rodada íntegramente en euskera que opta a la Concha de Oro. El cine vasco sigue en muy buena forma, como demostró Borja Cobeaga con Negociador, punzante comedia sobre las negociaciones para poner fin a la violencia terrorista. Y queremos acordarnos de dos secciones básicas para descubrir autores más ocultos: Nuev@s Director@s y Horizontes Latinos. Dentro de esta última, pudimos ver un film que refleja esa contradicción de la que hablamos al principio. Jauja llenó sus sesiones gracias a la presencia de un encantador Viggo Mortensen. En la oscuridad de la sala, el público encontró una de las propuestas más insólitas de todo el Festival. Y es que está muy bien lo de traer a las estrellas, pero al final lo que importa es el cine. Y en este aspecto, la 62ª edición de Zinemaldia fue absolutamente ejemplar.
Palmarés Sección Oficial
• Magical Girl: Concha de Oro a la mejor película y Concha de Plata al mejor director (Carlos Vermut).
• La isla mínima: Mejor actor (Javier Gutiérrez) y Mejor Fotografía (Álex Catalán).
• Silent Heart: Mejor actriz (Paprika Steen).
• The Drop: Mejor guión (Dennis Lehane).
• Vie Sauvage: Premio Especial del Jurado.
Texto: Manuel Barrero • Fotos: Hibai Agorria
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