Año tras año, tras la clausura del BBK Live, siento una profunda tristeza post-festival. Me tumbo en la cama y pienso en la lanzadera que no compartiré al día siguiente, en el foso que no pisaré, en los selfies que no me sacaré, en los kalimotxos que no beberé, en los saltos que no daré…
Me tumbo en la cama y me siento vacía. La música sólo persiste en mi cabeza. Todo es silencio. No hay vida.
And I can tell just what you want… You don’t want to be alone (Y puedo decirte qué es exactamente lo que tú quieres… Tú no quieres estar sola). Es cierto. Alex Trimble, tenías razón. No quiero estar sola. No quiero estar tumbada en mi cama. Quiero estar rodeada de gente, quiero cantar… llueva o haga un sol de justicia. Quiero bailar por la tarde. Quiero bailar por la noche. Quiero, además, que me enseñen a hacerlo los integrantes de !!! (Chk Chk Chk).
Quiero…
Quiero estar rodeada de gente con la cara llena de purpurina, con flores en la cabeza, en vaqueros o en camisa. Quiero moverme al ritmo de los 80, del indie, del pop, del trap… de la música electrónica. Quiero estar rodeada de guitarras, teclados, bajos y baterías. En el escenario Heineken, Starman, Ron Matusalem o Bilbao. Tal vez en Basoa.
Quiero estar tumbada en el camping de Kobetas…
Todo está en silencio, pero mis oídos retumban. Baby’s on fire. ¡Qué bien acabó el BBK Live anoche!, ¡qué bien me lo he pasado estos tres días! La verdad es que no me gusta hacer comparativas. Así que no quiero tener que elegir entre la primera, la segunda o la tercera jornada. Entre Depeche Mode, The Killers o Two Door Cinema Club. Entre las sensaciones que dejaron Personal Jesus, Smile like you mean it o What you know. No quiero tener que elegir entre grupos como Cage the Elephant, Royal Blood, Empty Files o The Avalanches. Entre Phoenix, Justice o Dellafuente & Maka. No quiero tener que elegir entre los locales, nacionales o internacionales. Tampoco voy a criticar ninguna actuación. No soy una experta en golpes de baqueta, riffs o punteos.
Lo que quiero es incidir en aquello que nos une. En aquello que hace que, año tras año, miles de personas pisemos el mismo recinto. Sintamos las mismas emociones, el mismo sonido. Llevemos los mismos vasos, pulseras y ritmos. En aquello que hace que, años tras año, seamos felices, que nos convirtamos en fieles amantes de la música. Lo que quiero es darle las gracias a todos los que hacen posible que podamos seguir compartiéndola. Gracias.
Sonrío. Cojo el móvil y me levanto de la cama. Nuestro grupo de WhatsApp ya lleva por nombre BBK Live 2018.
Texto: Garazi Ramos • Fotografías: Hibai Agorria
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