La Torre Iberdrola es el nuevo techo de Euskadi que se ha convertido en el icono financiero y empresarial de Bilbao. Constituye el último gran hito en el proceso de cambio de esta ciudad y representa un modelo de transformación en el mundo global y postindustrial.
Cuenta la leyenda que el Rey Arturo, para acceder al trono de Inglaterra, tuvo que sacar de la roca la mítica espada Excalibur incrustada por el mago Merlín. El Botxo también se ha convertido en el Rey de Euskadi del edificio más alto al plantar el mago César Pelli (autor de las famosas Torres Petronas de Kuala Lumpur, en Malasia o la Torre de Cristal, en Madrid) la Torre Iberdrola en plena Campa de los Ingleses que brilla como una poderosa espada.
Sentémonos como caballeros de la Tabla Redonda para repasar la historia de este singular edificio referente del skyline de Bilbao.
La Torre Iberdrola es un rascacielos de 165 metros de altura distribuidos en 41 plantas y unos 50.000 m2 de superficie sobre rasante, que empezó a construirse el 19 de marzo de 2007, y su edificación se dio por finalizada en 2011. El edificio tiene forma de prisma triangular con claras curvas levemente afiladas en dirección al cielo y que sugieren un gran obelisco de cristal. Cuenta con una fachada de vidrio compuesta de más de 5.500 ventanas de doble cristal. Este nuevo techo de Euskadi, que se ha convertido ya en el edificio de oficinas más emblemático del norte del Estado, ha requerido una inversión de más de 200 millones de euros. Su doble piel de vidrio busca ofrecer una solución sostenible, un eficiente control climático y amplias vistas hacia la ciudad y la ría. Es una obra de arte de la arquitectura terciaria que supone una combinación perfecta entre diseño, tecnología y funcionalidad.
La Torre recibe al visitante con un vestíbulo de 2.800 metros cuadrados que alcanza una altura de 10 metros en su punto más alto. Convertido en una especie de galería de arte, el hall alberga obras de autores vascos como Darío Urzay, Jesús Mari Lazkano y Cristina Iglesias. Su interior, además, incluye un extenso espacio ajardinado. Una amplia zona de restauración diseñada para dar servicio a más de 600 comensales, está disponible en la primera planta. Un total de 22 ascensores de última generación facilitan los desplazamientos verticales dentro de la torre. Un helipuerto para vuelos de emergencias corona el techo del rascacielos.
La Torre Iberdrola es el sexto edificio más alto del Estado; la sitúan en el puesto 43 en la lista de los edificios más altos de la Unión Europea.
El edificio de esta eléctrica se convirtió a finales del 2009 en el más alto de la ciudad, sucediendo en este honor a otro icono bilbaíno: el entonces gran rascacielos de veinte pisos y 88 metros de altura que desde 1968 constituyó la sede central del Banco de Vizcaya.
Como dijo el Rey Arturo: “No existe el destino, solamente la libertad”. Así que uno tiene la libertad de mirar la Torre Iberdrola como una espada Excalibur o, también, verla como la espada de Damocles a juzgar por la factura de la luz. Pero esta es otra historia.