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Las imágenes de las manos consiguen reflejar la dureza de los deportes de montaña.

Jon Martínez Ibarra. Montaña en femenino

Texto: David Tijero • Fotos: Jon Martínez Ibarra

El fotógrafo y montañero gasteiztarra, Jon Martínez, presenta “Montaña en femenino”, una exposición que pretende visibilizar y normalizar la presencia femenina en un mundo, el de los deportes de montaña, casi siempre representado por una figura masculina.

¿Qué fue antes en tu vida, la montaña o la fotografía?
La montaña me viene de tradición familiar, así que ha sido una afición desde siempre. A la fotografía llegué desde la pintura. De pequeño pintaba y eso fue lo que hizo interesarme tiempo después por la fotografía.

¿Cómo surge la idea de llevar a cabo un proyecto como este, “Montaña en femenino”?
Suelo compartir mucha actividad de montaña con mujeres, como escalada, esquí de montaña, etc.; y noto que hay una tendencia, de algún modo, a ignorarlas. Cuando te cruzas con gente en las travesías, siempre se tiende a preguntar al hombre por la ruta que se está haciendo, cuando son muchas veces ellas quienes llevan la cordada o dirigen al grupo. Así que pensé en hacer este trabajo para darles visibilidad. El proyecto nació como un trabajo de fin de curso en la escuela de Artes y Oficios de Vitoria y, como ya era algo que tenía en mente con anterioridad, y había hecho alguna foto y tal, solo me faltó darle un contexto y una idea al proyecto. Existe machismo en la montaña, al igual que en el resto de ámbitos de la sociedad. Lo ves en la publicidad de las marcas que, hasta hace no mucho, ni siquiera tenían material de montaña pensado para mujeres; y como todo funciona con patrocinadores, muy pocas mujeres han podido profesionalizarse, pues todas las promociones las protagonizan hombres.

Las fotografías conforman una unidad estética y temática. Parecía una decisión arriesgada sacar a las protagonistas del entorno en el que más brillan, que es la montaña. Sin embargo, has conseguido, con elementos mínimos, hacer entender al espectador ante qué se encuentra, ¿cómo lo has conseguido?
Lo saqué de la montaña porque quería que todo el protagonismo fuera para ellas. Pedí que vinieran al estudio simplemente como eran ellas y añadía un elemento representativo de ellas, algún elemento que utilizaran en la montaña, pero muy sutilmente. Aparte, para darle un carácter más artístico al proyecto, hice fotografías de objetos que se usan en la montaña, siendo las manos el punto de unión para darle al conjunto la visión de que son mujeres que van a la montaña. Además, son mujeres que puedes ver que son fuertes, musculadas y con manos curtidas, como son las de cualquier persona que se dedique a la escalada.

La naturalidad es una de las características que se aprecian en tus fotografías. ¿Cómo fue el proceso de poner ante los focos y la cámara a una persona, conseguir que se relajara y hacerle un retrato?
A la mayoría no las conocía de nada, así que lo primero era generar confianza. Nos unía la montaña y ese ya era un buen punto de inicio. Fueron sesiones largas, de más de dos horas. Una vez se establecía una confianza mutua entre fotógrafo y fotografiada, todo salía de forma sencilla. Según la sesión avanzaba, era importante que, cuando veían las fotos que iba haciendo, se sintieran reflejadas en ellas. Entonces sabía que la foto era buena.

¿Han aceptado todas las personas a las que has contactado? La lista de retratadas incluye a deportistas destacadas dentro de la disciplina de la montaña.
La mayoría, sí. En el mundo de la montaña, sobre todo en el País Vasco, nos conocemos casi todos y ha habido algo de boca a boca. Según el proyecto iba creciendo, contactaba por correo con quienes quería fotografiar, les enseñaba las fotos que ya iba teniendo y eso me lo fue haciendo más fácil. Todas ellas se desplazaban a Vitoria a hacer la sesión en el estudio. La idea de este proyecto ha sido fomentar la igualdad. No podrás distinguir si las fotos las ha hecho un hombre o una mujer, pues lo principal era mostrar a las montañeras tal y como son, sin que la presencia del fotógrafo pudiera dar pistas sobre su género. En los deportes de montaña no hay grandes diferencias de rendimiento entre hombres y mujeres y quería dejar constancia de ello. Por ejemplo, en las fotografías de las manos, manos fuertes, muy curtidas por el contacto con la piedra, no es sencillo adivinar si son manos de hombre o de mujer. Con ellas quería ilustrar la idea de igualdad que buscaba.

Formas parte de un colectivo que lleva a cabo el proyecto de fotografía de calle “5 Años. 10 Ciudades”.
Me gustan ambas situaciones. Son diferentes y complementarias. En el estudio, tengo control sobre la iluminación y la persona a retratar y, por otra parte, fotografiar en la calle es una actividad que curte, por lo de abordar a un desconocido para fotografiarle y tener que hacerlo en poco tiempo, y con las condiciones de luz que haya en ese momento, siendo algo que me ayuda bastante cuando trabajo en el estudio. De todos modos, fotografiar en la calle no lo considero un mero entrenamiento y no descarto publicar algún día un trabajo de fotografía de calle o documental.

¿Cómo está siendo la respuesta ante este proyecto? ¿Crees que ha generado debate o ha servido para hacer hincapié en que también en el ámbito de la montaña las mujeres sufren falta de sensibilidad?
He expuesto una pequeña parte del trabajo en Jaca. También hubo una presentación en Vitoria y sí pude constatar que el público entendió a la perfección las fotografías y lo que pretendía mostrar con ellas. En breve, empezaré, con la colaboración de la Federación Alavesa de Montaña, a preparar la exposición grande para exhibirla en diferentes lugares, en certámenes de cine de montaña o en salas de cualquier sitio.

¿Tendrá continuidad este proyecto con la incorporación de nuevos retratos o modalidades deportivas relacionadas con la montaña?
Sí, es un proyecto abierto en el que se irán incorporando nuevas fotografías, sustituyendo quizás otras; pero sí, continuaré haciendo fotos, aunque quizás a un menor ritmo una vez conseguido tener un cuerpo central de trabajo. Ya tengo apalabradas más sesiones con otras montañeras.

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