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Jaime Urrutia

Castizo, universal y rockero

Girando en solitario, o con su banda Los Corsarios, ofreciendo lo más laureado de su repertorio, o también celebrando sobre las tablas el treinta aniversario de la publicación de, quizá, su disco más popular, Camino Soria, Jaime Urrutia, tras cuarenta años de carretera, sigue enfrentándose a salas medianas, a teatros o auditorios.

El compositor, cantante y guitarrista sigue el camino que inició en solitario en el año 2002, cuando publicó con su nombre el disco Patente de corso. Para la historia quedaban los dieciocho años al frente de Gabinete Caligari, trío adscrito a la Movida madrileña dotado de una personalidad marcada que evolucionó con naturalidad de lo siniestro y underground (disco Obediencia, 1982) a lo colorido y popular (disco Al calor del amor en un bar, 1986), y mucho más atrás aún en la historia quedarían sus primeros pasos profesionales en Ejecutivos Agresivos, en los que cumplía como guitarra solista junto a Poch.

Jaime Urrutia (Madrid, 1958) siempre ha mostrado gusto por lo castizo, por los pañuelos de lunares, por las maneras chulescas y elegantes de los madrileños de Chamberí, por los pasodobles y por lo taurino también. Son señales que ha ido dejando a lo largo de las estrofas de sus canciones, más o menos explícitamente, Jaime Urrutia siempre ha puesto las cartas bocarriba a la hora de expresarse.

¿Cómo te sientes al enfrentarte de nuevo a las canciones de Camino Soria, un disco que marcó un antes y un después en tu carrera y que se publicó hace tres décadas?

Un treinta cumpleaños siempre es importante, es una buena edad, un tiempo que me permite recordar que fue el momento más importante con Gabinete Caligari, además de fama, nos situó como creadores dentro del panorama musical. A partir de ese momento, se nos consideró de otro modo y en muchos lugares, directamente se nos consideró, cosa que para nosotros fue muy importante como artistas. Pasado el tiempo, y habiéndose reeditado por parte de la compañía discográfica, es bonito volver a tocar estas canciones que ya son parte de la historia de la música en este país.

Tu disco anterior en solitario data del 2010, se tituló Lo que no está escrito, ¿en este tiempo has estado tocando en directo?

He estado tocando, claro, pero también componiendo. Estoy buscando un disco bueno… todo ha cambiado mucho en el negocio del rock, sacar un disco ahora es muy sencillo, pero hacerlo llegar, hacerlo sonar, que a la gente le llegue, promocionarlo, todo eso es muy complicado ahora mismo, hay que ir con pies de plomo. A mí la gente me conoce, tengo mi carrera hecha en ese sentido, así que compongo sin prisa pero a conciencia, buscando, descartando… creo que este año lo tendré todo listo y sacaré mi nuevas canciones… despacio y con buena letra, así es como me lo he tomado.

Siempre se te identificará como un músico y compositor que surgió con la Movida madrileña, ¿pesa llevar de por vida esa etiqueta?

Llega un momento en que cansa, pero reconozco que aquel fue un momento único e importante para la historia de la música en este país, y que yo estaba allí empezando con mi carrera. Tenía veinte años, y vivir en aquellos tiempos fue muy bonito, pero no lo miro con nostalgia, fue bonito, punto, hicimos realidad nuestras ilusiones, y fue bueno. Cuando escucho los discos que grabamos en ese periodo, sigo pensando que suenan muy bien, las canciones son buenas y en ese sentido, me siento orgulloso de haber vivido aquel periodo.

A vosotros, los Gabinete, en aquellas, os tocó poner la parte más tenebrosa, una parte oscura en una escena que, precisamente, brillaba por su colorido.

Nos gustaban los grupos de la onda siniestra inglesa, nos gustaba ese sonido oscuro y tratábamos de ir con lo que sabíamos. A partir de Que dios reparta suerte (1983) nos fuimos abriendo de esa oscuridad, creo que a partir de ahí fuimos construyendo nuestra carrera. En los años siguientes firmaríamos canciones que fueron entrando en el cancionero colectivo, siempre poco a poco.

Texto: Kike Turrón & Kike Babas • Fotos: Warner Music

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