Eukalduna ok

El Euskalduna. Palacio encantado

El Palacio Euskalduna o Palacio de Congresos y de la Música fue el segundo edificio construido en el área urbana de Abandoibarra después del Museo Guggenheim Bilbao. Ha sabido dar con la tecla y se ha convertido en un potente tractor económico de Bizkaia y Euskadi. Es uno de los buques insignia de este nuevo Bilbao del siglo XXI.

Hace muchos años, en un lugar junto a la ría de Bilbao, habitó un coloso industrial llamado Astilleros Euskalduna que parecía eterno, pero una crisis le obligó a perecer. Como por obra de un encantamiento, en una nueva versión del sapo que se convirtió en un hermoso Príncipe, de las ruinas de aquel astillero floreció esta música congelada en forma de arquitectura que es el Palacio Euskaduna. Una historia mágica con la que en 2001 fue galardonado con el Premio Enric Miralles en la VI Bienal de la Arquitectura Española y en 2003 obtuvo el Premio que concede la AIPC (Asociación Internacional de Palacios de Congresos) como el mejor centro de congresos de todo el mundo. ¡Abracadabra patas de cabra! ¡Alas de murciélago, cola de lombriz, que hoy y siempre seas muy feliz!

Una historia feliz de un Palacio que fue diseñado por los arquitectos Federico Soriano y Dolores Palacios y cuyas obras se iniciaron en 1994. Fue inaugurado en febrero de 1999 y representa la consolidación de la actividad musical y de la actividad de congresos que han caracterizado el papel tradicional de Bilbao como polo de un intenso turismo comercial.

El Palacio Euskalduna es el de mayor capacidad de todo Euskadi: supera los 25.000 metros cuadrados. Ubicado en pleno centro del Botxo, constituye un gran complejo multifuncional de 58.200 m², capacitado para albergar varios eventos. Cuenta con una Sala Principal con 2.164 localidades, tres salas menores, ocho salas de ensayo, siete salas para conferencias y ruedas de prensa, así como el resto de instalaciones complementarias (cafetería, restaurante, galería comercial, etc.). El edificio tiene una altura de 53 metros y 7 plantas, y su fachada orientada a la ría se cubre con planchas metálicas oxidadas, en homenaje a la antigua actividad naviera y siderúrgica de la ciudad.

Este singular edificio acoge numerosas actividades de naturaleza económico-empresarial, académica, política, institucional, social y cultural. En él se desarrolla la Temporada de Ópera de la ABAO, una de las más importantes y prestigiosas del Estado y de Europa, y tiene también su sede la Bilbao Orkestra Sinfonikoa (BOS), magnífica institución musical, fundada en 1920, que dio su primer concierto en 1922. Junto con el Tea-tro Arriaga y el Teatro Campos Elíseos, alberga el grueso de espectáculos musicales y teatrales de la ciudad.

Un nuevo espacio de 2.200 m² ha sido habilitado, extendiéndose sobre la explanada anterior, en la vertiente este del edificio actual. La traza exterior del área construida no modifica la estampa general de una de las fachadas más paradigmáticas y reconocidas del edificio original: el alzado hacia la ría y el estanque. El nuevo espacio se abre bajo una gran cubierta metálica y puede albergar salas de reuniones de diferentes formatos, compartimentadas mediante un sistema de paneles móviles motorizados. Se ofrecen diversas alternativas que pueden incluir desde una única sala, apta para acoger a un máximo de 435 personas, a dos salas menores, de 285 y 132 personas de capacidad cada una.

Junto a esta sinfonía de hormigón y acero corten que es el Palacio Euskalduna hay varias obras de arte urbano, como el conocido Bosque de árboles: unas farolas en forma de árbol colocadas en grupos, que forman una especie de bosque.

Un bello Palacio que es más que arquitectura, porque la arquitectura no son cuatro paredes y un tejado, sino el espacio y el espíritu que se generan dentro. Un espacio que resurgió de las ruinas de los astilleros y que está lleno del espíritu de superación que le llevó a comprobar que las ruinas son a menudo las que abren las ventanas para ver el cielo.

Palacio Euskalduna, tesoro de Bilbao. Música celestial.

animacion-euskalduna

Texto e ilustraciones: Asier Sanz

Scroll al inicio