Eduardo Saiz Lekue y Jon Ruiz Ibinarriaga volvieron a poner en el mercado, en el año 2014, a una cerveza tan bilbaína como La Salve.
Caminan juntos desde los 8 años –ambos nacieron en 1972–, desde que se conocieron en el colegio Santa María de Portugalete cursando 3º de EGB. Eduardo, que vivía en Sestao y acababa de cambiar de centro de estudios –anteriormente había estudiado en La Salle–, conoció en el colegio a Jon, que vivía en la villa portugaluja, quien le esperaba todas las tardes al borde del camino para ir juntos al aula.
Ahí comenzó a fraguarse una amistad que ha perdurado a lo largo de los años. Los dos han seguido una vida paralela. Han crecido juntos, tienen amigos en común y se han embarcado al unísono en un mismo proyecto, un sueño que está creciendo con el transcurso del tiempo.
Jon, que estudió Empresariales en Elkano –trabajó un tiempo en el departamento financiero de una empresa de Telecomunicaciones de Bilbao–, y Eduardo, que estudió Económicas en Sarriko, continuaron su camino juntos en Eroski, donde han trabajado gran parte de su vida profesional. Eso les permitió pasar muchas horas juntos, en las que comenzó a tomar cuerpo la idea de poner en marcha sus propios proyectos.
En el año 2012, tras haber trazado un plan de negocio en una servilleta, mientras tomaban una caña en un bar, decidieron que tenían que apostar por el sector cervecero. Para arrancar el negocio necesitaban, según lo que habían planeado, una cantidad importante de dinero.
En apenas un mes, gracias al apoyo de sus familiares y amigos, que les ayudaron en la apuesta a pesar del incierto futuro que se abría ante ellos (acababan de dejar un trabajo seguro), el dinero que habían previsto para el inicio del negocio se había multiplicado por tres. A los tres meses de estar en el mercado varias de las grandes empresas de cerveza del mundo ya se habían interesado por La Salve. En ese momento supieron que todo el esfuerzo empleado en poner en marcha la empresa tenía sentido. Hoy tienen como socios a Mahou San Miguel, que resulta fundamental para la distribución de la cerveza.
La idea que barajaban desde el principio era recuperar la cerveza La Salve, fundada en 1886 por el alemán José Schumann y Cordés, y cuya fábrica se encontraba en un recodo de la ría llamado La Salve, desde donde los barcos que entraban en Bilbao podían ver la Basílica de Begoña.
A comienzos del pasado siglo es la familia Pérez-Yarza quien se encarga de la gestión, de unir el nombre de la cerveza La Salve con Bilbao, algo en lo que Eduardo y Jon están empeñados en volver a hacer. En 1977 cesó la actividad de la empresa, dejando su nombre en el recuerdo de los bilbaínos. En el 2014 La Salve volvió a resurgir, “una gran ciudad –aseguran Eduardo y Jon– debe tener un gran equipo de fútbol, que en nuestro caso es el Athletic Club, y una gran cerveza, que sea cercana a la gente. Amsterdam tiene la cerveza Heineken, Dublín se identifica con la Guiness, Copenhage cuenta con Calsberg, Sevilla se identifica con Cruz Campo y Bilbao tiene a La Salve. Tenemos que estar cerca de los consumidores y de sus expectativas”.
Para conseguir esa identidad soñada, Eduardo y Jon han hablado durante muchos días con Gorka Pérez-Yarza, profesor de la UPV/EHU, que les ha ayudado a recuperar algunas de las viejas recetas de la cerveza bilbaína. De hecho, la primera cerveza que pusieron en marcha fue “La Salve” original, rubia, una receta rescatada de los años 60 y 70 del siglo pasado. En el año 2016, en el festival de Barcelona, consiguieron el premio a la mejor cerveza Lager, entre más de 800 cervezas, lo que les consolidó definitivamente en el mercado.
Eduardo y Jon recuerdan la dureza de los primeros meses de funcionamiento de la empresa, en los que ellos mismos llevaban, a hombros si era necesario, las cajas de cerveza a los puntos de venta. Sus primeros clientes en ese primer año, en el que vendieron 25.000 litros, fueron las kompartsas bilbaínas –salieron en plena Aste Nagusia de Bilbao del 2014–, Mamiki, Uribarri, Gogorregui… El pasado año vendieron 1.800.000 litros, lo que les ha convertido en la segunda marca preferida por los consumidores vizcaínos y en la tercera marca de preferencia para los consumidores en Euskadi. Edu y Jon siguen dando pasos en el camino iniciado desde que tienen 8 años. En el 2018 pusieron en marcha la fábrica para elaborar ´La Salve’ en Bolueta, un espacio de mil metros cuadrados en los que se distribuyen los depósitos de agua, los tanques de fermentación y las embotelladoras.
En la actualidad, puede encontrarse en 24 provincias españolas y se distribuye, además de en locales de hostelería, en grandes superficies como BM, Eroski, Carrefour o El Corte Inglés. Han conseguido ser los más grandes de las cervezas pequeñas. “Para estar fuera de Bilbao, distribuir nuestra cerveza por el resto de España –aseguran ambos al unísono–, nos ayuda mucho que el nombre de Bilbao suene en todo el mundo, que sea una ciudad abierta y que los bilbaínos tengamos fama trabajar muy bien y de cumplir nuestra palabra”.
Texto: Txema Soria • Fotos: Hibai Agorria y La Salve