Los antropólogos han definido la fiesta como el tiempo sagrado que entra en el profano y lo transforma, como una inversión del orden, un romper la rutina para crear un orden nuevo. Y la Navidad, que es una de las celebraciones festivas de mayor relevancia social, también participa de ese principio de aparente contradicción. Además, es la fiesta, como lo son casi todas, tanto de los presentes como de los ausentes -el abuelo fallecido, el hijo o el esposo desaparecidos…- ya que en su celebración es el grupo el que se celebra a sí mismo, por eso se agudizan tanto las ausencias de los seres queridos en estas fechas. Solo así se comprende el carácter melancólico de muchas celebraciones, y en especial de ésta, con valores tan arraigados en la cultura cristiana como la solidaridad y la generosidad. Y tan exaltados, por otra parte, por los encuentros y reencuentros, los regalos, las felicitaciones e incluso los desmadres festivos, en los que la Navidad, como celebración familiar y social por excelencia que es, se ha venido adornando tradicionalmente. BAO ha querido plasmar, en este número de la revista, el profundo significado familiar de estas fechas con las que se abre el año, cargado de propósitos y buenas intenciones, de las que son muestra las sugerentes invitaciones que brotan de sus páginas: visitas a lugares cercanos como el Bosque de Oma, de la mano de su creador Agustín Ibarrola, una visita al proyecto ‘Black is Beltza’ que nos traen a La Alhóndiga Muguruza, Cano y Alderete, o a la nieve invernal, y a otros más lejanos como el que nos traslada al Palio de Siena, a la Costa Oeste de Canadá o a una vuelta al mundo de una familia aventurera. En fechas equinocciales tan cercanas a la feria de Santo Tomás y a las Navidades, el maestro de la cocina Arzak despliega una serie de sugerencias de época: los platos de caza, las alubias, el cardo y el ‘zurrukutuna’, con postres tan del tiempo y del lugar como la compota y la ‘intxaursalsa’. Encuentros personales con gentes entrañables como el ex de Barricada, El Drogas o el creador de Kukuxumusu Mikel Urmeneta. Y no podía faltar el acercamiento a tradiciones tan entrañables como la de Olentzero o la Cabalgata de Reyes. El espacio que aún queda habla de moda, de restauración y de otras tentaciones tan propias de esta época del año.