Principal Dok Festival

Basque Dok festival. La gran cita de la fotografía documental.

La segunda edición del Basque Dok Festival, evento dedicado a la fotografía documental, se celebró en Bilbao a finales de junio con el objetivo de repetir la grata experiencia de su primera edición y consolidarse como uno de los grandes eventos fotográficos del año.

Josu Zaldibar. Director del festival
La segunda edición del BDF llegaba tras su estreno en el año 2018 que sorprendió por lo variado de su propuesta y respuesta del público, ¿cuál sería el objetivo para esta segunda edición una vez hecho quizás lo más difícil?
La primera edición nació con la incertidumbre de cuál sería la reacción del público y sí, podemos decir que la respuesta de público y ponentes fue muy positiva. En esta segunda edición, pensando ya en que esto va a ser un reto anual, hemos comenzado a trabajar desde ya hace varios meses para poder ofertar una propuesta aún más consolidada.

La lista de ponentes vuelve a ser variada y en ella abundan además nombres muy destacados dentro de la fotografía documental, ¿ha sido complicado confeccionar una lista así o el ya buen nombre del festival ha hecho sencillo poder conseguir semejante plantel?
A la hora de plantear un festival, una de las dificultades es que los ponentes que tengamos en mente, una mezcla entre autores contrastados y apuesta por nuevos talentos, puedan encontrar un hueco en sus apretadas agendas para los días del mismo. La respuesta en general está siendo muy positiva e incluso fotógrafos que en la edición anterior no pudieron acudir vendrán en esta ocasión.

¿El festival hará hincapié en los aspectos más pedagógicos de lo que significa expresar por medio de la imagen para atraer el gran público o este es un festival para aficionados y entusiastas de verdad de la fotografía?
La idea es ofertar algo tan amplio como es la fotografía documental. Sabemos que el grueso de los asistentes se compondrá de aficionados a la fotografía, aunque habrá una parte del festival más dedicada al sector profesional. La variedad de ponentes será uno de los puntos fuertes del festival, desde fotógrafos consolidados como Matt Stuart a jóvenes talentos como Lua Ribeiro o voces de culturas alejadas a la nuestra como Daru Sulakauri.

El premio Basque Dok Saria de la pasada edición fue otorgado nada menos que a Susan Meiselas, ¿se sabe ya quién será el galardonado de esta edición?
Sí, hemos llegado al acuerdo de otorgar el premio de este año a Cristóbal Hara, un fotógrafo que puede caracterizarse por la libertad con la que siempre ha trabajado, por ser muy rompedor en sus planteamientos y que es, fuera de toda duda, uno de los grandes referentes de la fotografía documental.

Viendo los colaboradores de esta edición parece ser que el festival tiene por objetivo crecer en repercusión y convertirse en el gran festival de primavera de Euskadi.
Quizás es el momento de ser ambiciosos. Si bien tenemos aquí al lado otro festival como es Getxophoto que se celebra a finales de verano, viendo cómo ha sido la respuesta de instituciones públicas y privadas ante lo que fue la primera edición del Basque Dok Festival y la visión propia que podemos aportar al mundo de la fotografía desde un punto de vista documental podemos decir que, con mucho trabajo y tesón, podremos convertirnos en un festival de referencia dentro de nuestro ámbito geográfico.

De un festival de fotografía se esperan charlas, revisiones de portfolios, talleres prácticos… ¿habrá alguna otra actividad dentro del mismo o alguna sorpresa que nos puedas adelantar?
Estamos ultimando la organización de una exposición que vendría de Cataluña, habrá una editorial invitada, Ediciones Anómalas. Se ofertarán también tres becas, la beca Canon, otra beca para uno de los cursos de la Escuela BlackKamera y una tercera para jóvenes de entre 16 y 21 años. Además se estrenará el documental Damasco días antes del inicio del festival y también habrá una fiesta nocturna durante la cual la actividad del festival se trasladará del edificio Bizkaia Aretoa a la dársena cercana al Museo Marítimo Ría de Bilbao.

Ixone Sádaba. Comisaria del festival
Se tienden a confundir los términos fotografía documental con fotoperiodismo, ¿cuáles serían las diferencias entre uno y otro y cuál sería el límite en el que una fotografía debe dejar de ser considerada documental?
Personalmente no soy muy amiga de las etiquetas en el ámbito creativo, creo que es una contradicción tratar de romper las reglas buscando una mirada personal en el trabajo mientras se hace el esfuerzo de meterlo en un perfil predefinido. Es como estar haciendo fuerza en dos direcciones opuestas a la vez. Entiendo que el fotoperiodismo es una rama profesional muy concreta, como lo puede ser el periodismo. Habitualmente se considera que el fotoperiodismo requiere cierta inmediatez mientras que el trabajo documental es más a largo plazo.

Pero, la fotografía en sí misma es un documento. Es un término mucho más amplio. En algunas ocasiones no podemos distinguir un trabajo artístico de uno documental, debido al nivel de carga subjetiva que lleva, pero tal vez sea ahí donde radique también su interés, en lo diverso que puede llegar a ser.

En la lista de ponentes que participarán se observa una mayoría de fotógrafas, varias de ellas muy jóvenes, además, ¿esta proporción se corresponde con la realidad de la situación de la fotografía documental o, como en muchos otros sectores, en la fotografía documental se está aún muy lejos de la igualdad de género?
Estamos muy lejos de una situación justa en cualquiera que sea el campo profesional al que nos asomemos. El trabajo de las profesionales de la fotografía es de una calidad indiscutible, y muchas de nosotras hemos podido dedicarnos a esto gracias al esfuerzo de pioneras de la fotografía (como por ejemplo Susan Meiselas, premiada el año pasado). Pero aún queda muchísimo trabajo por delante.

Por eso, desde el BDF somos muy conscientes de que hace falta un posicionamiento serio si queremos mejorar la realidad y que nuestras hijas habiten un mundo un poco más justo.

Como profesional del sector en contacto con creadores de multitud de países al estar embarcada en proyectos como Moving Artists, ¿detectas pautas generales dentro de la fotografía documental en torno a temáticas o estilos según zonas geográficas o influyen más hechos como la edad, género o situación vital de quien se dedica a ello?
Como directora de Moving Artists estoy en contacto con creadores sobretodo de zonas en situación de conflicto, postconflicto y regímenes totalitarios. Son situaciones muy concretas, que en algunos casos suponen muchísimos años de aislamiento (como el caso de Afganistán, con 18 años de régimen Talibán o el de Mosul con 3 años bajo el régimen de Daesh). Tenemos que ser conscientes de que todo el mundo quiere ser aceptado y de que además es muy difícil dedicarse a sacar fotografías en situación de precariedad, donde todo proceso creativo pasa a ser superficial.

En estos casos para los propios creadores es difícil encontrar apoyo para trabajos documentales que no hablen del conflicto, ya que es lo que solicitan los medios internacionales o que no funcionen como propaganda para el régimen.

¿Queda espacio para el espectador de fotografía en un tiempo en el que prácticamente todos somos productores de imágenes?
Es cierto, todos somos productores, pero podemos considerarlo como una conversación: a ratos hay que saber callar para escuchar.

 

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