Es la primera gran exposición dedicada en Europa a un fenómeno crucial que trasformó radicalmente el arte de nuestro tiempo.Expresionismo abstracto reúne en el Museo Guggenheim Bilbao hasta el 4 de junio, más de 130 pinturas, dibujos, esculturas y fotografías de artistas como Jackson Pollock, Mark Rothko, Willem de Kooning, Robert Motherwell, David Smith, Clyfford Still, Barnett Newman, Ad Reinhardt, Arshile Gorky y Franz Kline, entre otros. Se trata de una ambiciosa selección de obras de los creadores que protagonizaron un giro radical y una etapa de nuevo esplendor de la pintura en el Nueva York de la década de 1940. Organizada en colaboración con la Royal Academy of Arts de Londres, la exposición ha contado con el generoso patrocinio de la Fundación BBVA.
Expresionismo abstracto es la primera gran exposición dedicada en el continente europeo a este movimiento transformador e iconoclasta en los últimos 60 años y, tal vez, la última por la gran dificultad de conseguir muchos de los préstamos. Según Juan Ignacio Vidarte, director del Museo Guggenheim Bilbao, “es la exposición más importante que se ha hecho nunca sobre este fenómeno, el expresionismo abstracto, y probablemente es una exposición irrepetible, porque es muy difícil de configurar y de reunir obras de tanta calidad, que vienen de tantos museos tan distintos del mundo”.
El expresionismo abstracto fue la primera vanguardia artística que emergió en los Estados Unidos. Tuvo una gran proyección internacional, influyó decisivamente en el desarrollo del arte y convirtió a Nueva York, epicentro de este fenómeno, en referencia y centro neurálgico del arte. En los años del free jazz y la poesía de la generación beat, con la Segunda Guerra Mundial como telón de fondo, este grupo de artistas rompió con las convenciones establecidas dando lugar a un fenómeno que nace de una experiencia artística y vital común y que, sin embargo, era tremendamente heterogéneo. Ni siquiera todos eran neoyorquinos o americanos. “No era un grupo. Se relacionaban entre ellos, existía un caldo de cultivo, trabajaban con las mismas galerías, frecuentaban los mismos locales, pero cada uno tenía un lenguaje muy particular. Y eso es lo que consigue la exposición, que vayamos de un espacio hacia otro y que consigamos recibir esa sensación de la particularidad de los lenguajes de cada uno de estos artistas” añade Lucía Agirre, una de las comisarias de la exposición junto con Edith Devaney y David Anfam.
Jackson Pollock fue probablemente el artista más emblemático de este fenómeno, debido entre otras causas a su trágica muerte en accidente de coche en 1956, a la edad de 44 años. Más allá de la leyenda, Pollock consiguió un lenguaje particular y fue vital su influencia para los demás artistas al hacer algo totalmente nuevo, radical y original como poner los lienzos en el suelo y a salpicar sobre ellos la pintura. Mark Rothko, por su parte, ampliamente representado en esta exposición con ocho de sus enigmáticos campos de color, nos remite a poderosos sentimientos humanos: tragedia, éxtasis, fatalidad, según sus propias palabras. De Kooning domina el gesto como reflejo de una emoción violenta, que pivota entre la abstracción y la figuración mientras que Franz Kline explora el negro y el blanco, en configuraciones contradictorias y violentos desequilibrios, creando imágenes al mismo tiempo arquitectónicas y poéticas. Clifflord Still ocupa otra sala monográfica con trece espectaculares obras de las que nueve han viajado por primera vez del Museo Clifford Still de Denver que atesora la mayor parte de su legado. De Robert Motherwell se exhibe una gigantesca obra de su serie Elegías de la II República española.
A ellos se une David Smith con sus esculturas diseminadas por toda la exposición; Barnett Newman y Ad Reinhardt, dos artistas de orígenes y temperamentos desiguales que llevaron el color hasta sus límites; una sala dedicada a artistas que no tenían su epicentro en Nueva York como Sam Francis o Marc Tobey, que trabajaron desde la costa oeste de EEUU; y un pequeño espacio consagrado a la fotografía en el que destacan las obras de Barbara Morgan y Hans Namuth retratando a Pollock en plena acción.
La exposición Expresionismo Abstracto, que se muestra en el Museo Guggenheim Bilbao hasta el 4 de junio de este año, arroja una nueva luz sobre un fenómeno diverso, complejo y poliédrico que captó, como ningún otro, el espíritu de su época.