Aritz Aduriz Zubeldia es un mito en el Athletic. Con apellidos de cocinero y ciclista, su carrera en el fútbol ha tenido que ir fraguándose a fuego lento hasta convertirse en puro manjar. Ha pedaleado duros repechos, nada menos que en tres etapas diferentes, hasta convertirse en rotundo ganador e ídolo coreado en San Mamés. Cumplirá 37 años en febrero, aunque ni sus graciosas pecas ni su estilizado físico anuncien una inminente retirada, algo que se teme muchísimo en Bilbao. Quiere marcharse por la puerta grande, sacando la gabarra. Sepan que lloró un mundo en su segunda salida, forzada, del Athletic. Y trabajó y trabaja para ser importante en su club del alma. El que siembra recoge: marcó cinco goles de una tacada al Genk y el destino quiso regalarle esa noche el nacimiento de su segunda hija. Pocas personas me han impactado más en el fútbol, todo el carácter que ven en el campo sale a veces ante el micrófono. No fue el caso de esta entrevista, dulce y desenfadada. Un gustazo.
Estarás harto de contestar a esta pregunta. ¿Cómo te encuentras de motivación a tiro de los 37 años?
Sinceramente, quizás estoy más motivado que nunca. Ves las cosas con otra dimensión y perspectiva. Soy más consciente de la realidad y la suerte que tengo, del privilegio de hacer lo que más me gusta. Quiero conseguir más cosas y dar un rendimiento muy alto en este momento de mi carrera. Eso ya me motiva muchísimo.
El termómetro de tu estado es el rendimiento.
Sí. La línea es muy pequeña y en el momento en que el rendimiento no sea el debido, enseguida el porqué es la edad. Convivo con ello, me lo tomo con naturalidad.
¿Cuál es la virtud que te ha llevado a ser el futbolista actual?
Mi cabezonería, el trabajo, la inquietud de mejorar cada día.
Hay una especie de pánico a tu retirada. La afición se pregunta cuánto le va a durar Aduriz.
No debe ser así. El Athletic tiene más de cien años de historia y han pasado y pasarán jugadores increíbles. No quiero decir que yo sea uno de ellos. Al final, el club se mantiene siempre en el nivel.
Me imagino que no se te pasaría por la cabeza llegar a estos números como león. Es tu décima temporada y estás entre los diez máximos realizadores, rodeado de mitos. Sales a un gol cada dos partidos…
No pensaba acercarme ni de lejos a esos números. Mi ilusión era jugar en el Athletic y ser importante. Es lo que he perseguido durante toda mi carrera. Son cifras a las que daré su valor más adelante.
¿El momento más álgido pudo ser la celebración del título de la Supercopa en el Ayuntamiento después de marcar cuatro goles nada menos que al Barça? Te salió de dentro gritar desde el balcón: “¡Somos una cuadrilla, somos diferentes!”.
Espero que el momento más álgido esté por llegar. Uno cuando se ve en el balcón del Ayuntamiento delante de miles de personas tan felices… los nervios y la adrenalina están a flor de piel y te sale un poco lo que llevas dentro, guardado.
Sólo falta el colofón, sacar la gabarra…
Sí, por ello soñamos y peleamos todos los días. Sabemos que es complicadísimo, por deseo y ambición no quedará. Vamos a pelear a muerte por vivir ese momento. Fueron increíbles el recibimiento al autobús y el del Ayuntamiento. Nos quedamos con las ganas de saber lo que se siente en la Ría.
¿Sabe todo esto mucho mejor ahora por lo que te ha costado llegar a la plenitud? Debutaste en el Athletic y al año siguiente te tuviste que ir. Luego te ficharon y te vendieron al Mallorca. Y a la tercera fue la vencida.
No lo sé. Si hubiese ofrecido el rendimiento actual antes, desconozco cómo serían las cosas. No cambio nada de lo hecho ni vivido. Estoy muy orgulloso de todos los pasos que di o tuve que dar por circunstancias. Ahora lo disfruto muchísimo.
Nadie te ha regalado nada. Bielsa llegó incluso a decir que no eras un fichaje que había pedido y luego se arrodilló afirmando que no había tenido jamás un delantero así. Tu camino siempre ha sido demostrar diariamente.
Yo creo que es el camino de todos, no me siento nada especial. Hay que demostrar y reivindicarse cada día. Mi manera de actuar es la de no tirar la toalla nunca, evolucionar y mejorar aprendiendo de los que están a mi lado, y ayudar al equipo. Te caes mil veces y estás obligado a levantarte. Así es la vida y, por supuesto, también el fútbol.
Caprichos del destino, el entrenador que te abrió la puerta para salir del club por primera vez, Ernesto Valverde, es con el que mayor rendimiento ha ofrecido.
Es así. En el tercer año que estuve en el Bilbao Athletic, entrené buena parte de la temporada con el primer equipo (con Jupp Heynckes, que le hizo debutar) y bajaba a jugar con Ernesto al filial cuando no me convocaban. Fue un año muy difícil, no me sentí cómodo arriba ni abajo. No estuve bien. Subieron a Ernesto al primer equipo y decidió que no tenía hueco.
Tiene que ser duro para alguien que debuta irse unos meses después…
Está claro, fue un momento duro, pero sinceramente yo no me veía bien. No había dado un rendimiento bueno. No me veía preparado para estar en ese equipo. Lo asumí con naturalidad. Ernesto es y fue en aquel momento un entrenador y una persona increíble. Ahora he tenido la suerte de coincidir con él cuatro años en los que he podido disfrutar más por mi rendimiento.
¿Qué sientes cada vez que San Mamés corea tu nombre tras marcar un gol?
No puedo negar que sientes un cosquilleo en la tripa difícil de explicar. Me encantaría que todos los que corean y están en el campo pudieran ponerse un segundo en mi piel. Que un estadio como San Mamés en apogeo diga tu nombre es algo indescriptible.
¿Cómo viviste aquella noche de los cinco goles al Genk?
Es una de las más felices de mi vida, pero básicamente porque nació mi segunda hija. Los cinco goles los valoraré más con el tiempo. No son más que goles. Lo que pasó ese día fue algo tan especial que el momento futbolístico pierde valor. Llegué a casa con el balón, feliz perdido y sin poder mirar el móvil de todos los mensajes que tenía, y mi mujer estaba ya con contracciones. Fue muy especial, el colofón.
A tu actual entrenador también le coreaban aquello de “¡Cuco, Cuco!” y tenía tu misma misión: golear. ¿Puede enseñarte algo a tu edad?
Muchísimo. El míster llegó con una ilusión y ganas increíbles. Transmite eso todos los días, en cada entrenamiento. Ese querer mejorar y remover puede tener mucho impacto en el equipo. Ojalá podamos demostrar lo que transmite y quiere que hagamos en el campo. Ha sido un grandísimo delantero y es un gran entrenador. Estoy con la mente muy abierta para captar todo lo que pueda.
¿Ves al Athletic compitiendo a este mismo nivel en este fútbol de locos, en el que el PSG paga 222 millones por Neymar? Luego están el asalto a las canteras por parte de los clubes ingleses… El club va a tener que trabajar muchísimo.
Sí, no sé hasta dónde llegará esto. Es una locura. El Athletic ha sobrevivido a situaciones así muchísimos años. Hay que hacerse fuertes en lo que nos ha hecho llegar a este aquí. Con debilidades y muchas fortalezas, nuestro modelo tiene futuro. Otros equipos tienen mucha más diversidad y opciones, pero en un campo de fútbol juegan once contra once y todos son de carne y hueso, del mismo material.
Da la sensación de que un fichaje así desvirtúa el fútbol. Hay jeques, diferentes ingresos de televisión…
El fútbol se ha convertido en un negocio increíble, del que vive muchísima gente. Da unas rentabilidades tremendas. Somos parte de él y veremos cómo termina. Hay que adaptarse lo mejor posible. El Athletic sabe que tiene algo muy especial y hay que cuidarlo y potenciarlo.
Parece que el futbolista que viene de otros clubes al Athletic acaba encantado, se ha visto la adaptación de Raúl García. Sin embargo, da la sensación de que falta seducción para traer futbolistas: Monreal, Azpilicueta, Oyarzabal y Mikel Merino han dicho no en los últimos tiempos. En otras épocas, quizás hubiesen dado el paso y ahora cuesta traerlos.
No lo sé. Desconozco lo que es cierto de todo eso. Como ni lo pregunto ni el club lo dice públicamente… Escucho y leo cosas en los medios, pero no puedo opinar porque no sé si es verdad.
¿Ves a Williams con potencial para sucederte?
Por supuesto, veo a “Willy”, veo a más… No quiero poner nombres propios sólo el que has dicho tú. No tengo duda de que alguien ocupará ese puesto y otros al mejor nivel.
¿Qué pasa por tu cabeza, servir al Athletic hasta que le seas útil o apartarte en un momento en el que todavía está bien como hizo Andoni Iraola?
La verdad es que es muy difícil de medir, tomar la decisión en el momento adecuado. Me encantaría poder rendir a gran nivel hasta el último día, ser importante hasta entonces. Voy día a día, viendo poco a poco cómo van las cosas, sin tomar decisiones precipitadas.
Alicientes para seguir haciendo deporte no te faltan, tienes pasión por el esquí, el golf…
No tengo miedo, hay muchísimas cosas que me encantan que he dejado de lado y gozaré retomándolas. El vacío del fútbol es difícil de llenar, pero me lo pasaré bien.
¿Cómo ves a tu amigo Jon Rahm?, ¿dónde puede llegar?
Es difícil poner techo a alguien que está logrando lo que él. Se muestra como si llevase diez años al máximo nivel. Tiene una naturalidad y veteranía asombrosas. Ha conseguido en unos meses lo que otros jamás en su carrera. Por su carácter y mentalidad, va a ser un referente en el mundo del golf.
Rahm tiene carácter en el verde, como tú…
Sí, sí. Tiene un carácter muy fuerte. Eso le ha llevado a estar ahí.
Hablabas de vacío en el fútbol. ¿Te planteas de alguna manera seguir vinculado a él?
El fútbol es en lo único que soy especialista, sé de verdad. En el resto de las cosas es mejor escuchar a los que saben. Creo que en este deporte los que hemos estado toda la vida, tenemos una experiencia que puede ser útil. Es algo que no tengo claro, ni me lo planteo.
¿Qué es lo que más y menos te gusta de este deporte?
Me gustan el balón, la portería, mis compañeros, los contrarios, el árbitro, los aficionados, el ruido… El fútbol en sí, el de verdad, el de quedar un día con los amigos y echar un partido. Intentar ganar, la competición. Me encanta el fútbol en esencia. Lo que menos me gusta es en lo que se está convirtiendo. No me voy a poner una venda, yo también me aprovecho de todo este circo, de lo que genera y se mueve. No me siento muy cómodo con todo esto que lo rodea, aunque sé que es parte del juego.
Ofrece una receta a los deportistas que quieren perdurar como tú. ¿Qué haces, qué comes, cómo es un día tuyo?
Pues muy normal. Tengo que dar las gracias a mis padres por la genética. Le doy mucho mimo, al cumplir años, a la recuperación, a la alimentación, hidratación, descanso… Lo hago por rutina, porque me gusta vivir así.
Texto: Nika Cuenca • Fotos: Hibai Agorria