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rolling en san mames

Los Stones en San Mamés

Ocurrió un 25 de junio de 2003, The Rolling Stones celebraban cuatro décadas de existencia editando un recopilatorio con sus 40 temas esenciales y programando una gira mundial para la que llegaron a ensayar hasta 130 canciones y en la que acabaron tocando una veintena de clásicos. 

En Europa, el Licks World Tour arrancó en Munich y acabó en Londres. Su paso por la península ibérica despegó en Bilbao con las 38.500 entradas vendidas (las más baratas a 65 euros, en césped) en el que sería uno de los recintos más pequeños de dicha gira, acometida generalmente en estadios de una media de 50.000 espectadores.

A San Mamés le siguió el Vicente Calderón en Madrid, el Olímpico de Barcelona y, ya en septiembre, el Foietes de Benidorm. La Diputación Foral de Vizcaya asumió un presupuesto de 1,74 millones de euros en el que iba incluido movilizar a un millar de trabajadores, cinco días de montaje y reformas en los accesos al estadio.

Para el espectáculo, con 252.000 vatios de sonido, se montaron dos escenarios: uno principal de 1700 m2 y 25 metros de alto, levantado en el lado norte de San Mamés y que tenía una enorme pantalla al fondo que se desdoblaba, y una isleta colocada en medio del campo, con un escenario pequeño al que los Stones llegaban por un pasillo que se levantaba entre el público para poder ofrecer un set más básico (sin vientos, ni coros) y estar más cerca de la gente.

Esta vez sí pudo ser. Cinco años antes, los Stones iban a haber tocado con motivo del centenario del Athletic, pero con todo preparado y montado, el concierto tuvo que ser suspendido por una afección de garganta del cantante. Una deuda con la ciudad que la banda más famosa del mundo supo saldar. El avión privado los trajo desde Madrid, donde se alojaban -la vez anterior escogieron un cinco estrellas de Donosti-, evidenciando que los Stones no venían a Bilbao a dormir, sino a tocar.

“Gabon Bilbao, azkenik hemen gaude”

Abrieron The Pretenders, el veterano quinteto británico, comandado por la amazona Chrissie Hynde, comenzó a las 20:30 h. con luz diurna y el estadio a medio llenar. La Hynde y los suyos optaron por la vía inmediata y tiraron de sus éxitos más reconocidos como arietes de aquel movimiento de los ochenta, el new wave.

Tras más de una hora de impaciente espera, comenzaba “el mayor espectáculo del mundo”: una descarga de fuego y humo anunciaba la entrada en escena de las leyendas vivientes del rock’n’roll que, como una tromba, atacaban con “Brown Sugar” y “Start me up”. Jagger correteaba de punta a punta del inmenso escenario, arengando, provocando el subidón de adrenalina desde el césped hasta los palcos. Al acabar la segunda canción Mick saludó en euskera “Gabon Bilbao, azkenik hemen gaude” (Buenas noches Bilbao, por fin estamos aquí) en referencia a la cancelación del 98. Se desató el delirio. A partir de ese momento, la fiesta continuaría imparable. Richards deleitó con sus poses de pura leyenda, Ron Wood secundó la actitud canalla de su compañero y el impertérrito Charlie Watts bombeó para todos. A la banda titular se sumó la maestría de Darryl Jones (bajo), Bobby Keys (saxo tenor), Chuck Leavell (teclas), Lisa Fischer (coros), Bernard Fowler (coros), Blondie Chaplin (coros, guitarra) y la sección de vientos The New West Horns.

Hubo momentos espectaculares y emblemáticos: dos grandes lenguas de fuego y el escenario iluminado en rojo durante “Simpathy for the devil” o la interpretación en el escenario pequeño de “Like a rolling Stone” de Dylan. Alcanzadas las dos horas de concierto, un final apoteósico lloviendo confeti rojo mientras tocaban “Satisfaction” y un único bis, “Jumpin’ Jack Flah”, despedía con fuegos artificiales la visita de sus satánicas majestades a la ciudad del Nervión.

Por cierto, en eBay se puede encontrar el directo pirata “The Rolling Stones Live At San Mames, Bilbao 2003”, por un precio de salida de 50€.

 

Texto: Kike Babas & Kike Turrón • Fotos: Archivo promocional Universal Music y The Rolling Stones

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