Tras la novela gráfica con el mismo título que se lanzó al mercado hace aproximadamente cuatro años (coescrita con Harkaitz Cano y dibujada por Jorge Alderete), Fermín Muguruza llega a ahora a los cines con el mismo proyecto, Black is Beltza, esta vez convertida aquella obra gráfica en un fantástico thriller de animación.
El camino no ha sido fácil de materializar y poner a la vista del público , el proyecto, una vez más en la carrera de Fermín Muguruza, se ha realizado desde la independencia, y si hacer discos y venderlos es complicado, hacer un largometraje y conseguir que la gente se acerque a verlo es algo parecido a una epopeya, “Hemos pedido muchos préstamos, si, y he tenido que avalar mi piso de Irún, el único que tengo, así ha sido. Contamos con el apoyo de Gobierno vasco y EITB, pero ninguno más, no hay marcas, no hay empresarios. A otras instituciones que apoyan el cine les llegaba el dossier y al aparecer mi nombre… Al final, se ha conseguido una complicidad personal entre los implicados porque saben que es una película inteligente”, nos adelanta Fermín.
Visto el panorama, si uno reflexiona, se da cuenta del esfuerzo titánico que ha debido ser fabricar y poner en distribución una película de animación de carácter reivindicativo en los cines del estado, un mundo, el del cine (y su distribución), monopolizado por las grandes multinacionales y sus inversiones millonarias sufragadas, ante un posible pinchazo, por millones de euros en merchandising, en fin, un mundo realmente complicado para un neófito, como es el caso del vasco que nos ocupa estas páginas.
Es Black is Beltza un impactante largo metraje que compagina la ficción con la realidad, es decir, lo históricamente certificado pero planteado con otro punto de vista, dejando correr los datos oficiales entre los oficiosos, y, claro, con los icónicos fetiches culturales (musicales, cinematográficos y literarios) del irundarra siempre presentes a lo largo de las imágenes y diálogos de los personajes. Una película de animación que habla de amor, de revolución y de espionaje, una historia donde se viaja todo el rato a través de diferentes países, continentes, tejiendo el relato de su protagonista Manex Unanue, a lo largo de los encuentros con diferentes personajes.
¿Qué referencias había en tu cabeza a la hora de hacer esta película de animación para adultos?
Ya en los 80, ‘Heavy metal’ me impactó muchísimo, y luego ‘Akira’ ha sido una referencia, es una película increíble. La publicación ‘El Víbora’ estaba a la orden del día en los tiempos de Kortatu. Luego está ‘Ghost in the shell’, hecha por el estudio que luego trabajó en la parte ‘anime’ de ‘Kill Bill’, y ‘Vals con Bashir’, que muestra ya un nuevo estilo de animación para adultos… de todo eso hay en esta película que he hecho”. Fermín Muguruza, a sus 55 años, se sigue definiendo en este encuentro como “un músico que hace cine”.
¿Tenías claro cuando pensaste en el comic que habría de convertirse en una película de animación?
Era una película desde el primer momento. En la presentación del comic en Madrid, en el Teatro del Barrio, pusimos música sobre imágenes de las viñetas de la novela, esa era una forma de visualizar lo que yo tenía en mi cabeza, solo que hace cuatro años era imposible poder realizar esta película, pero mi intención, siempre, fue hacer el guion para una película de animación… una película de animación para adultos.
En la película hay guiños cómplices a otras películas y a artistas que te marcaron… como músico que eres, la banda sonora tiene un peso muy específico en Black is Beltza, ¿no es así?
Si, hay homenajes en esta película, en mis discos los ha habido, ya lo hice hace tiempo… Por ejemplo, la película Apocalipsis Now empieza con ese helicóptero que se funde con las palas del ventilador de la habitación, suena entonces The End, de los Doors, pues en la versión de Víctor Jara que hice con Dut, suena ese mismo helicóptero, el mismo. En Check Point Rock, la película que hice con Javier Corcuera y con Jordi Abusada sobre la música en Palestina, también comienza con el sonido de un helicóptero, en ese caso es el helicóptero que está llevando el cuerpo del poeta Mahmud Darwish a Ramala. Black is Beltza tiene una introducción, y tras salir el cartel de Back is Beltza en la gran pantalla, lo primero que escuchamos es un helicóptero que está sobrevolando la ciudad de Nueva York, observando el desfile de los gigantes de Iruña sobre la Quinta Avenida.
Texto: Kike Turrón & Kike Babas • Fotos: Archivo de Talka
