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Remo principal

Bai, bai, bai Urdaibai

Urdaibai está en la cresta de la ola. Su trainera es la más competitiva en los últimos años, no hay más que comprobar que se ha impuesto con autoridad en las dos últimas Ligas ACT (ahora Eusko Label), el torneo de la regularidad que ha ganado hasta en seis ocasiones.

Sus tres Banderas de La Concha consecutivas, entre 2014 y 2016, dieron un impulso necesario a un proyecto bien ideado a finales del siglo pasado con la fusión entre Elantxobe, Mundaka y Bermeo. La marea azul inunda todas las regatas y se hace sonoro el grito de guerra “Bai, bai, bai, Urdaibai!”. La rivalidad con Kaiku, en pie de guerra por Jose Luis Korta y sus acusaciones de dopaje, ha vuelto a aguas calmadas, aunque quizás nunca se perdone. Ganar en La Bahía donostiarra por sexta vez vuelve a ser el gran objetivo.

No es fácil mantener el actual estatus competitivo de la “Bou Bizkaia” con 450.000 euros de presupuesto y el cupo de remar con tres canteranos en el bote, obligatorio menos para La Concha. Y es que la tradición de Orio y Hondarribia, donde bogar es un dogma para los chavales, concede a las traineras guipuzcoanas cierta ventaja. Agustín Aranburu, presidente de Urdaibai, lucha por abolir la normativa. “A nosotros nos va bien, somos competitivos, ahí están los resultados y creemos en el trabajo de cantera, pero no puede ser… En el remo, hay que cambiar muchas cosas…”, comenta a BAO el dirigente, quien tras ocho años en el cargo está contento por abrir en Bermeo una tienda de 150 metros cuadrados prestados al club, donde podrán vender merchandising y mostrar un pequeño museo “para sacar de las cajas en las que tenemos guardadas las muchas Banderas que hemos ganado en estos años, más que nadie”.

“No llegamos a mil socios que pagan testimonialmente 30 euros, la ayuda institucional es un 7% del presupuesto y vivimos de los patrocinadores, rifas y ayudas desinteresadas”, comenta con una mezcla de orgullo y preocupación. En realidad, le quita más el sueño el vil metal que el rendimiento de un bote que, entrenado por segundo año por el pasaitarra Joseba Fernández, está para competir por estar arriba con Hondarribia, Orio, Zierbena y Cabo da Cruz.

El proyecto nació con la idea de unir las traineras de las tres localidades costeras, que no llegan a 50.000 habitantes, y remar con gente de la zona. Se fusionaron Elantxobe y Mundaka, y luego Jose Antonio Allika vio que era el momento de que Bermeo impulsase el proyecto. Los aficionados hablan de Urdaibai, aunque el corazón del club esté en el propio Bermeo. Buscando una mayor competitividad, llegaron remeros gallegos, dos de ellos actualmente viven y trabajan en el pueblo, e incluso otro par está alojado en pisos cedidos desinteresadamente al club. “Del remo no se puede vivir, hay quien tira de ello porque no tiene más, pero no podemos hacer otra cosa. Esto no es como el fútbol o el baloncesto, donde puedes cobrar una entrada por ver el espectáculo”, argumenta Aranbarri.

“Tenemos cien licencias contando la trainera mayor y es que no podemos acoger a más chavales. Solo el Bermeo de fútbol tiene 500. Trabajamos en unas instalaciones deficientes, arcaicas, en un pabellón que tiene cuarenta años y no lo podemos cambiar por la Ley de Costas. Los padres no pueden esperar en el espigón a que terminen los entrenamientos”, comenta apesadumbrado. Dice que el invierno se hace muy largo y que todos los males pasan cuando llega el verano, el buen tiempo y las regatas.

Urdaibai cuenta con la ayuda de Getxo, donde entrenan casi diariamente. Son ochenta kilómetros entre ida y vuelta con el corazón en un puño, porque muchas veces hay que subir el puerto de Sollube con la trainera de remolque. “Es peligroso y a los chavales tanto trajín les cansa”, destaca. Desde su punto de vista, lo más complicado es ganar la Liga Eusko Label: “Considero que es más difícil que llevarse La Concha, donde influye el factor suerte, una ola, el tiempo… El mejor se ve durante toda la temporada”.

No puede evitar referirse a cinco años de calvario, los que pasó el club de remo cuando fue acusado y vilipendiado públicamente antes de la sentencia final del juicio por presunto dopaje. La tensión entre Jose Luis Korta y Urdaibai fue tremenda, llegó a requerir de la protección policial en algunas regatas. “Se dijo de todo en ese tiempo y ganamos en los juzgados. Demostramos que no nos hace falta doparnos para ganar. Y no lo digo solo por Korta. Me da mucha rabia pensar en aquella regata de Zumaia en la que a las diez de la mañana siete clubes nos querían echar por votación y terminamos ganando, quizás es la bandera de la que más orgulloso me siento. Seguimos ganando y hay otros que no lo hacen”, lanza con bala.

 

Salen rayos de sol, llegan olas de las que se toman con mucho gusto y hacen disfrutar de un deporte tan plástico como sufrido. Ser integrante de una trainera que gana la llamada Olimpiada del Remo queda grabado para siempre. Así como las molestias lumbares, las manos aviejadas y esa capacidad para el sufrimiento que asombra hasta al propio deportista. No hay dolor. El remo ya está aquí y Urdaibai es la gran esperanza de Bizkaia.

Texto: Nica Cuenca • Fotos: Maider Celada (ACT), Bermeo Arraun Argazkiak

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