Koldoserra

Koldo Serra

Director de cine y televisión, realizador de videoclips, ilustrador, dibujante de cómics, productor… El 9 de septiembre estrena Gernika, inspirada en el famoso bombardeo que sufrió la población vizcaína el 26 de abril de 1937. Hace una década consiguió todo un hito: tener a Gary Oldman como protagonista de su ópera prima. Este verano, el director bilbaíno vuelve a la cartelera con Gernika, su segundo largometraje.

¿Los espectadores verán una recreación histórica, o es más el telón de fondo para contar una historia? Koldo Serra: El que quiera ver una recreación o un documental no va a ser el caso, hemos utilizado el bombardeo como telón de fondo. Hombre, es muy importante en la trama y evidentemente se tocan aspectos de cómo se gesta, pero la película arranca cinco días antes y termina durante el bombardeo, con lo cual vamos a ver la situación del Frente Norte, el mundo del periodismo de guerra, la censura y, por supuesto, una historia de amor.

De dos periodistas: Henry, un corresponsal americano, y Teresa, editora de la oficina de prensa republicana. ¿Existieron de verdad? Ellos dos como tales no, pero sí personajes muy parecidos. Henry es un trasunto de Hemingway, un poquito de Capa, Orwell y todos estos que estaban cubriendo la guerra, casi todos en Madrid. Y también muy inspirado en la vida de George Steer, que estuvo cubriendo el Frente Norte y que fue el que hizo famosa a Gernika, porque fue el único que se atrevió a dar una noticia sobre el bombardeo, publicada en la portada del Times y gracias a la cual se supo que no fue un fuego provocado por los propios locales como se vendió. Teresa está inspirada en Constancia de la Mora, que es la que llevaba la oficina de prensa republicana en Madrid, en el edificio de Telefónica en la Gran Vía.

Vuelves a contar con un reparto internacional, encabezado esta vez por María Valverde, James D’arcy y Jack Davenport. ¿Fue difícil la labor de casting? Más que el casting dificulta a la hora de rodar, porque no todo el mundo hablaba los mismos idiomas. Teníamos un actor alemán, Joachim Paul Assböck, y tres actores británicos, D’arcy, Davenport y Burn Gorman, y algunos no hablaban una palabra de castellano. Era una torre de Babel, pero si Sergio Leone, que no hablaba inglés, era capaz de rodar El bueno, el feo y el malo y La muerte tenía un precio, al final cualquiera puede hacerse entender.

¿Temes que el público la tache como “otra película sobre la Guerra Civil”? Lo hemos tenido en mente desde el día cero. Es evidente que no son las más queridas por cierto sector del público. Hemos intentado que, tanto estética como narrativamente, sea más una película pre Segunda Guerra Mundial –puesto que el bombardeo fue un ensayo de los alemanes de cara a la SGM– y nos hemos alejado de la estética clásica de las películas de la Guerra Civil en tonos ocres y amarillos. Es una película ambientada en Euskadi, tiene mucho verde, mucho azul, mucho mar, mucho barro. Yo les quitaría el miedo a los que piensen eso, es un filme entretenido en el que pasan muchas cosas.

Esta vez no firmas el libreto, sino que la has rodado sobre guión de Carlos Clavijo y Barney Cohen. ¿Cuál fue la génesis? Sí, mucha gente piensa que la idea salió de mí al ser de Bilbao, pero curiosamente surge en Málaga. Dos productores malagueños, José Alba y Carlos Clavijo, me llaman un día para unirme a ellos en la búsqueda de financiación de una película que quieren rodar en inglés, con actores de fuera, y que está escrita a cuatro manos entre Carlos, José, un tipo de Nueva York que se llama Barney Cohen y Daniel Dreifuss, el productor americano. Todo me sonaba tan marciano que al final les dije que sí.

Lograsteis reunir seis millones de euros, cifra bastante envidiable para la industria española. La meta inicial era reunir diez. Al final hemos conseguido seis, que es fantástico y que nos ha dado para hacer todo. Como en todas las películas, ha habido un proceso de adaptación y donde había cinco pues igual hay tres, pero la cinta no se ha resentido nada. Ha sido titánica la labor de producción y la cifra sí que está por encima de la media, pero claro, es una película de época y con 22 minutos de bombardeo.

Será distribuida por Sony a nivel mundial, ¿cómo crees que será entendida fuera de nuestras fronteras? La película es muy internacional, desde que arranca el proyecto la vocación es que la entienda todo el mundo. Está rodada en inglés, castellano, euskera y alemán, y la historia es muy universal, podría ocurrir en cualquier lugar del mundo. Además, lo que comprobábamos estando fuera era que todo el mundo comprendía la palabra Gernika gracias al cuadro de Picasso, pero nadie conocía la historia que había detrás del cuadro, así que así el público extranjero va a entender el porqué de todo.

Te alejas del cine de género que habíamos visto en tu primer largo y en tus cortos. ¿Te apetecía probar otros derroteros? Soy bastante ecléctico en cuanto a gustos, soy fanático del western, del cine de género, del thriller setentero y, por supuesto, del fantástico, y el cine bélico era una asignatura pendiente. Siendo muy diferente a Bosque de sombras y a mis cortometrajes, también hay mucho de Koldo en la película.

¿Cómo fue trabajar con Gary Oldman en Bosque de sombras? Una maravilla. Eso que dicen de que los actores, cuanto más famosos, más fáciles son. A priori estaba acojonado, había visto mucho making of con Scorsese y Oliver Stone y sabía que era un tipo duro de pelar. Pero conmigo todo lo contrario, no sé si es que tenía muchas ganas de hacer la peli o qué, pero fue toda una delicia. Venía desde Hollywood y se involucró en una película mediana, de poco presupuesto y muchas ganas. Entregadísimo en el set, repetía las tomas las veces que hiciese falta y se tiró medio rodaje empapado. Él muy entregado a la causa y yo muy agradecido.

Siempre has estado muy ligado al FANT. ¿Qué relación te une al Festival de Cine Fantástico de Bilbao? ¡Media vida allí! Los primeros años, cuando se hacía en la Biblioteca de Bidebarrieta, empecé exhibiendo mis cortos y participando en alguna mesa redonda. Luego cuando pasó a denominarse FANT, entré a diseñar los carteles durante cuatro o cinco años, y también para conmemorar el décimo aniversario. Y como espectador, junto al de Terror de San Sebastián, siempre ha sido el festival que me ha tocado la fibra.

Texto: Jesús Casañas • Fotos: Betta Pictures

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