Prepárense para entrar en un lugar fascinante. Desde hace dos meses y medio, Gonzalo, -interiorista- y Maribel -modista de alta costura- dirigen un espacio mágico donde pueden convivir unos sillones Luis XVI tapizados en terciopelo violeta con un bello vestido de cocktail. Ya en la sala principal, la luz cenital de una extraordinaria lámpara de papel, ilumina, justo enfrente, la pedrería de un elegante traje de noche. Grandes jarrones de cristal flanquean una jaula que tiene algo de espiritual. Al fondo se vislumbra el atelier de Maribel. Todo es como un Manhattan con guinda roja y borde azucarado. Maribel es una artesana. Lentejuelas, aplicaciones, lazos… todo aquello que realza sus diseños elegantes los hace ella y su equipo, de forma exclusiva y personalizada. Gonzalo nos invita a ensoñar sobre una mesa de raíces, compleja como un manojo de neuronas. Nada aquí está a “la fortune du pot”. Tras el misterioso guarismo, hay un ejercicio de buen gusto que no hay que obviar.
Texto: Antonio Terán • Fotos: Hibai Agorria