Musa, dama, talento, carisma, audacia… Son infinitas las palabras que podemos emplear para describir el estilo de la inimitable Diane Keaton. Por la parte que nos toca, incorporar aquel lenguaje estilístico tan suyo, tan personal —esa silueta andrógina, esa mezcla de traje masculino y actitud femenina despreocupada— a nuestro armario es la única forma de capturar su espíritu, de rendirle homenaje, dejando que las piezas sean las protagonistas.
La norma es fácil: que no haya normas. No se trata solo de llevar las prendas, sino de vivirlas. Es la forma en la que caminas, la manera en que te miras al espejo y ese sutil gesto de ajustarte el sombrero antes de salir.
El secreto está en escalar un peldaño, llevar la simplicidad a otro nivel. Las piezas básicas serán nuestras mejores amigas: camisas de corte simple y colores lisos, como estas dos de Laagam en blanco o azul, que harán de lienzo para el resto del conjunto. Las capas, sin perfeccionar, pero superpuestas con precisión son el siguiente paso. Para conseguirlo, un cuello vuelto es la mejor opción, con su toque sofisticado y discreto que nos remite a icónicos papeles, además de añadir textura al look y un aire intelectual.
Unos pantalones de sastre serán la columna vertebral del conjunto, no pueden faltar; con corte impecable y caída relajada (como estos de COS, que aportan estructura sin encorsetar). A este toque profesional —arreglado, pero sin sobreactuación— le va de perlas un abrigo oversize de corte masculino con líneas rectas. Este de Zaitegui, con detalles en pana, refuerza esa mezcla entre lo clásico y lo casual.
Y, como siempre, un accesorio que marque la diferencia. En este caso, un sombrero reversible, colocado con naturalidad y un poco ladeado, imperfecto y perfecto a la vez, como ella. Un gesto de estilo que no pasa desapercibido y que grita personalidad. Como las corbatas que lucía la icónica actriz y que, aunque no sean para todo el mundo, podemos adoptar para nuestro armario con lazadas al cuello, como en la camisa de marÀvic, que añaden un guiño de feminidad dentro de la tradición masculina, una mezcla exacta que Diane Keaton hizo suya.
Texto: Silvia Lorenzo

















