Categorías: Arte

Rober Garay. “La naturaleza es el símbolo del espíritu”

Un dibujante tatuador de playas espera a que baje la marea para empezar a esbozar su obra. Un conjunto de trazos tatuados en la zona intermareal que solo vivirá hasta que la próxima pleamar recupere ese espacio.

Rober Garay es nuestro artista hacedor. Persona humana, de alma sensible y polifacética. Constructor de imágenes. Pintor rupestre, diseñador gráfico, contador de historias y buen dibujante. El medio es el mensaje.

“Las geometrías en la playa son algo que me fascina; una buena marea, un terso lienzo de arena de granulometría perfecta, y que venga Santi Yaniz a reflejar mi trabajo desde el cielo con sus drones”.

“Antes de comenzar un ritual, baila un compás sobre mis cuadernos de campo, dibujando en miniatura lo que luego va a medir 60 metros”.

“Mi trazo sobre la arena tiene la anchura de uno o varios rastrillos, para que rubrique el paisaje a 100 metros de altura”.

“A vista de pájaro tiene más sentido, al menos para los pájaros; yo mismo soy mucho más pequeño que la línea que dibujo”.

“Junto a la costa, otra de las disciplinas gráficas que me interesa investigar en mi vida es el Gyotaku”.

“En las pescaderías japonesas del siglo XIII, los pescadores seleccionaban algunas de las piezas cobradas y las empapaban de tinta, imprimiendo con ellas sus propios carteles. Los peces hacían las veces de nuestras planchas de grabado: la presión sobre el papel les permite transferir su propia imagen. Su tamaño, su silueta, la textura de sus escamas, la transparencia de sus aletas…”.

“Con el tiempo, la veneración por el soporte impreso del pescado, empezó a ganar adeptos. Hace ya unos años que, experimentando con variaciones del arte del Gyotaku, como los Gyo Sketches o los Gyos Caligráficos, desarrollé un método para capturar la impronta de los peces en vivo, sin dañarles. Es el BioGyotaku”.

“Salgo a pescar portando un kit de entintado portátil y según atrapo el pez, lo intervengo con prisa”.

“En escasos segundos genero un patrón impreso y, deslavando al pescado, lo devuelvo raudo a su medio. Ya dispongo de un estampado, un gráfico impreso que nos habla de que en algún momento hubo un punto de contacto entre ese animal vivo y el soporte, y mientras disfrutamos de su resultado, ese generoso pez nada libre y profundo por el océano”.

“Para mí, el BioGyotaku genera una armonía con la vida que es muy difícil de describir”.

www.facebook.com/robergaray.net
Texto: Pedro Rojo • Fotos: Rober Garay

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