El infierno amarillo

MINAS DE AZUFRE EN LA ISLA DE JAVA

Hace unos cinco años, vi un documental de National Geographic sobre los transportadores de azufre de la isla de Java, me fascinó la belleza de ese lugar y me impresionó el peligroso trabajo que desempeñaban aquellos mineros. Mi inquietud, por tanto, me hizo viajar a aquel lugar unos años después.

 

A finales de mayo de 2018 decidí volar a la isla de Java (Indonesia) en busca del Volcán Kawah Ijen. Mi aventura comenzó durante la medianoche del 25 de mayo, me alojaba en Banyuwangi, la capital de la zona, junto a la costa oriental de Java, en medio de una lluvia torrencial; dejé el lugar donde me hospedaba en medio de una plantación de café y, después de una hora y media, llegué al campamento base. Con un guía, empecé a ascender hasta la cima del cráter: 4 km de camino de tierra con una caída de 900 metros… Alrededor de las cuatro de la mañana, finalmente logré llegar a la cima, a unos 2800 metros.

La oscuridad todavía dominaba cuando comencé el descenso por las escarpadas rocas hacia las entrañas del cráter del volcan Kawah Ijen. Los mineros ya estaban trabajando en aquellas condiciones de escasa luminosidad, se servían de pequeños frontales para poder ver y así picar las deposiciones frescas de azufre que se acumulan junto a las fumarolas para obtener los minerales de azufre que luego subirían. El viento transportaba humos de azufre con remolinos impredecibles y esto me obligaba a usar una máscara de gas.

Con la primera luz del amanecer, la vista era impresionante. Un lago verde esmeralda, de aspecto casi tropical te invitaba a bañarte en sus aguas, nada más lejos de la realidad, su temperatura del agua de más de 35º C, ph 0,5; prácticamente ácido sulfúrico y clorhídrico en concentraciones capaces de disolver ropa, metal y carne humana hacían de aquel lago un verdadero infierno de Dante. El gas sulfúrico sale de la tierra, se condensa en una sustancia líquida que al enfriarse se solidifica, convirtiéndose en el codiziado mineral amarillo.

Entre los bloques amarillos fluorescentes rotos y el transporte con las manos descubiertas, sigo el peligroso trabajo de los mineros: aquí trabajan unas 350 personas, pero es difícil decir cuántos de ellas suben y bajan diariamente de las paredes del volcán. Todos recolectan para sí mismos y depende de cada uno decidir cuándo y cuánto trabajar. Pero la fatiga insoportable no permite que el usuario baje durante más de dos semanas al mes. Las canastas llenas de azufre pueden pesar hasta 70 kg. La diferencia de altura es de unos 300 metros y se llena con una especie de cadena humana. Una vez en la cresta, caminan tres kilómetros más hasta una balanza de la compañía minera “PT Candi Ngrimbi”, que desde 1960 explota el volcán (y a sus trabajadores), los mineros dejan la carga y reciben el pago. Un minero gana alrededor de 12 €/día. Las aplicaciones del azufre son infinitas, se utilizan en la fabricación de cerillas, jabones, pinturas, plásticos, baterías, papel, etc.

A la larga, los pulmones de estos hombres se ven gravemente afectados, los vapores de azufre desintegran poco a poco los mismos, las condiciones son tan adversas que los ácidos también atacan la piel y los dientes. Y a este lento desgate se han de sumar los accidentes provocados por pequeñas explosiones, en el Kawah Ijen 74 personas han muerto en los últimos cuarenta años. Ocurre cuando la presión de los gases que se queman debajo de la corteza del cráter es demasiado fuerte y repentinas explosiones de azufre rompen las piedras, entonces no hay escapatoria.

 

Giulio Montini Nació en Como en 1961, Italia, se acercó a la fotografía a mediados de los años 80. En 1993 se unió a la Federación Italiana de Arte Fotográfico (FIAF), obtuvo los honores AFI, IFI y EFIAP / P. Galardonado en las competiciones nacionales e internacionales más importantes, actualmente ocupa el primer lugar en el ranking de todos los tiempos de la FIAF. El amor por el fotoperiodismo nació en el año 94 con el primer viaje a la India, allí dieron comienzo una sucesión de viajes en busca de historias fascinantes.

www.giuliomontini.com