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Cantábrico, secretos sumergidos

Bajo las aguas del indomable mar Cantábrico existe un increíble mundo que permanece oculto para la mayoría de nosotros. Una gran variedad de animales y plantas conviven en el lecho marino, formando el ecosistema propio de los fondos de Euskal Herria. Muchos de estos seres tienen un tamaño tan reducido que para apreciar su belleza es necesario recurrir a la magia de la fotografía. Gracias a ella conseguimos que estas maravillas abandonen por un momento el fondo marino y se muestren con todo su esplendor ante nuestra curiosa mirada.

La Moma hembra vigila atentamente protegida entre las algas. Sus ojos saltones no pierden detalle de lo que ocurre a su alrededor. Cualquier movimiento sospechoso hace que desaparezca en un abrir y cerrar de ojos. Su colorido cambia dependiendo de su estado de ánimo.

Perfectamente camuflado en el fondo marino, el Rascacio, permanece inmóvil durante gran parte del día. Este pez, hermano pequeño del conocido cabracho, bajo el agua tiene una tonalidad parda que le hace prácticamente invisible. Es necesaria una iluminación artificial para descubrir su espectacular color rojo intenso.

Este Nudibranquio azul despliega toda la belleza de su peculiar diseño. Sus llamativos y contrastados colores lo hacen inconfundible en el fondo marino a pesar de su reducido tamaño, que no supera los tres centímetros de longitud.

El pulpo es, sin duda, el maestro del camuflaje. Este inteligente animal puede adoptar más formas y colores de las que podamos imaginar. Por desgracia, la captura abusiva de esta especie ha disminuido progresivamente el número de individuos que habitan nuestra costa, hasta tal punto que ha sido necesaria su protección.

Esta alga de la familia de las codiáceas recubre, formando verdes praderas, grandes extensiones de nuestro litoral. Su tupido interior sirve de escondrijo a multitud de especies.

Los pequeños pólipos de esta Alcyonium palmatum, comúnmente conocida como “mano de muerto” se extienden para capturar el plactón del que se alimentan. Las colonias se asemejan a una mano de dedos hinchados y deformes, de ahí viene su nombre.

Los semi-transparentes tentáculos de la Actinia rodean la boca de esta especie mitad animal, mitad planta. Su semejanza con una llama no es solo visual, ya que sus tentáculos están provistos con una sustancia venenosa que paraliza a sus víctimas. Cualquier contacto con la piel del buceador provoca una desagradable quemadura.

 

Texto y fotografías: Jorge López / VisualNatura

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