BAO LOGO OK 2 e1391622790962
Principal Abando

Restaurante Abando. Una atmósfera de sensaciones gastronómicas

Entrar en el Restaurante Abando, perdón, en el renovado Restaurante Abando, significa atravesar parte de la historia de Bilbao. Supone también adentrarse en una atmósfera más que sugerente de sensaciones gastronómicas en su modo tradicional, ése que se ha ganado la fama lejos de nuestras fronteras. El local está situado en un punto estratégico de la Villa, en la calle Colón de Larreategui junto al Mercado del Ensanche. Una vez cruzado su umbral, descubriendo la nueva decoración, puede prepararse para degustar un sinfín de platos, estupendas copas y un café más que reconocido. 

Las elecciones tienen el éxito garantizado durante los 365 días del año que permanece abierto desde las 7 hasta la 1 de la mañana.

El Restaurante Abando presenta una nueva cara, combinando los elementos de antes, los que le han impregnado de su particular personalidad, con la modernidad. Lo mismo que hacen sus maravillosos platos. Se puede comer, cenar o picar tanto en las mesas situadas a la izquierda según se entra al local como en su restaurante ubicado al fondo del establecimiento o en la misma barra, donde hay múltiples posibilidades para darle placer al paladar, tanto sólidas como líquidas.

Cuando quien escribe entra a descubrir lo que ofrece el local, se encuentra con varios episodios. En uno de ellos, una persona es atendida por uno de los profesionales que sirven siempre con exquisitez a su clientela, otra de las señas de identidad. El comensal solicita una cazuela de bacalao al pil pil y un buen vino, de los muchos y de diferentes tipos que pueblan la carta de este emblemático local. Al poco, el camarero llega con el bacalao. Dan verdaderas ganas de reclamar uno por el aroma que desprende y por su magnífica presentación. A partir de ahí, esa atmósfera de sensaciones en que reparábamos al principio empieza a merodear por el ambiente, en el que se dejan ver y sentir los clientes de siempre y aquellos muchos que descubren el nuevo Restaurante Abando. El afortunado de la cazuela, absorto en su tarea, lamina el bacalao, lo degusta, unta un poco de pan en la salsa, y termina la ceremonia con un sorbo de un vino elegido entre la rejuvenecida bodega del Abando, que alterna las marcas de siempre con etiquetas de nuevo cuño. Las otras cazuelitas que se pueden solicitar aquí son las de chipirones en su tinta, estofado de rabo, unos tigres (mejillones) con tomate o los callos y morros a la vizcaína. Tradición con solera en estado puro.

Al lado del comensal, que sigue absorto en su culto gastronómico, pasa un grupo de jóvenes. Uno de ellos solicita picar algo. Entonces, se escucha una extensa lista de recomendaciones. El grupo elige las clásicas y demandadas anchoas fritas, una maravilla, un surtido de ibéricos de bellota y el pulpo a la gallega. Por supuesto, con una botella de crianza, una vez estudiada la amplia lista de caldos. Al lado de ellos, junto a dos copas de vino blanco, hay una pareja degustando unas gambas a la plancha. De este picoteo, denominado en la carta como “el de siempre”, también se pueden escoger las rabas, croquetas variadas, raciones de queso Idiazabal o manchego, jamón y lomo ibérico de bellota, morcilla de Briviesca con piquillos, pimientos rellenos de txangurro, el revuelto de hongos, setas, ajetes y langostino, espárragos de Navarra, una tosta de jamón de bellota, verduras de la huerta a la plancha o diferentes ensaladas (rusa, mixta, de rulo de cabra, de ventresca y la clásica de tomate). Es una excelente manera de picar algo o de afrontar el asalto de un segundo plato como mandan los cánones ¿verdad?

En cuanto al pescado existe un triunvirato. Sobresalen la lubina al horno, el rodaballo salvaje a la plancha y la clásica merluza. Pasa lo mismo que en las carnes, “de pasto”, como las llaman en su carta. Reinan el solomillo, el entrecot y la chuleta. No nos olvidamos, no, de las almejas en salsa verde o a la marinera, ni de unos sencillos huevos rotos con jamón o chorizo. El señor del bacalao ya ha dado buena cuenta del mismo. Y el grupo de jóvenes solicita otra botella para culminar el picoteo. Acceden entonces al local, que presenta un gran ambiente, dos matrimonios que tenían concertado un menú especial (37 euros) que les ofrece ensalada de la casa, gambas a la plancha, pimientos rellenos de txangurro, láminas de bacalao sobre pisto con puré de manzana, medallón de solomillo al foie, postre y vino. En el Restaurante Abando disponen también de otra posibilidad, el menú chuletón para dos personas. Una ensalada mixta y el jamón ibérico de bellota abren boca a una chuleta de un kilo y 200 gramos con su guarnición, postres caseros y vino de crianza (69 euros las dos personas).

La conclusión cuando uno termina (hay postres para un sobresaliente colofón con las tartas de queso y de milhojas, brownie con chocolate caliente o tostadas flambeadas con helado de vainilla) es que se ha comido, cenado, bebido o picado por una buena relación calidad-precio, con una atención al cliente de esas de las que gusta recibir y con una comida vasca de calidad en un lugar que viste de otra manera, pero con idéntica alma. Las sensaciones no dejan de planear por el local. Experimenten su particular episodio. También los pueden vivir con placeres tan sencillos como el de un buen café mañanero (el del Abando es muy famoso entre los bilbaínos) y, ya a otras horas, con unos sobresalientes combinados entre su amplia carta de bebidas espirituosas. Lo dicho, un renovado local de sensaciones para disfrutar.

Tel.: +34 944 245 779 • C/ Colón de Larreategui, 31 – 48009 Bilbao • Metro: Diputación

Texto: J.A.P. Capetillo • Fotos: Hibai Agorria

Scroll al inicio