La sorpresa de Yolanda Aberasturi fue mayúscula cuando vio aparecer en su peluquería a Antonia Dell’Atte –la primera diva a la que atendió–, escondida tras unas gafas de sol, vestida con chándal y sudadera y tocada con una gorra, esperando que nadie la reconociera.
A partir de ese momento, una larga lista de personajes relevantes han pasado por sus peluquerías, desde Maribel Verdú a Amparo Larrañaga, Carla Royo Villanova, a quien ha realizado todos los cambios de look en los últimos años, Mar Flores, la escritora Julia Navarro, Alicia Borrachero, Toni Acosta, Alba Carrillo, Cayetana Guillén Cuervo, Paula Echevarría, Isabel Preysler, “al día siguiente de que la peináramos –dice Yolanda– llamó personalmente a la peluquería para agradecer el trato recibido”, Elena Furiase, Belén Cuesta, el tenor italiano Lucciano Pavarotti, Luis Merlo, Juanjo Artero, Alejo Sauras o Hugo Silva. Entre sus clientes los hay de países como Estados Unidos, Suiza, Alemania o Inglaterra y de ciudades españolas como Burgos, Barcelona o Madrid, que acuden de vez en cuando a que ella les atienda y trabaje su pelo. Es una de las peluqueras habituales en los premios de toros y teatro del Ercilla, de los galardones que entrega la revista Telva y de los premios cinematográficos Feroz y Goya. Colabora desinteresadamente en numerosos desfiles benéficos, entre ellos los organizados por la Cruz Roja del Mar en Arriluce y por Lions Club de Bilbao. Tras más de un cuarto de siglo de profesión, es una de las peluqueras de referencia en cuantos actos realiza la marca de cosméticos y belleza L’Oréal.
Yolanda Aberasturi es desde el año 2008 “Ilustre de Bilbao”, uno de los títulos que con más cariño lleva guardado en el corazón. Le nombró, a pesar de que ella naciera en Gernika –a los cuatro años vino a vivir a la Villa–, Iñaki Azkuna, que fuera alcalde de Bilbao. Hasta llegar a ese merecido reconocimiento, un momento feliz en su vida, ha tenido que trabajar muy duro para convertirse en una de las mejores de su gremio en España. Sus padres, Antonio Aberasturi y Amelia Basabe, tuvieron claro desde que Yolanda era muy pequeña que acabaría dedicándose a la peluquería. “Cuando era niña –afirma- lo que más me gustaba era que me regalaran muñecas con pelo largo y así poder peinarlas”. Tras concluir el bachillerato, comenzó a estudiar por la mañana secretariado de dirección y peluquería por la tarde, en la academia Arce, ubicada en la calle Correo. Los profesores, que ya veían en ella maneras de gran peluquera, la llamaban la “Llongue” –en recuerdo a Luis Llongueras–. Mientras estudiaba, hizo cursos de formación en París, Londres, Nueva York, Madrid y Barcelona, donde se puso al día de las tendencias internacionales en nuevas coloraciones, cortes de pelo y alisados. Con 20 años recién cumplidos, todo un signo de precocidad, ya era oficial de primera en el centro de Carlos Difusión, con quien iba a hacer galas. Allí peinaban en directo a diversas modelos ante cientos de personas, en ciudades como Madrid, Barcelona o Zaragoza.
En 1993 se decidió a dar un paso más en su vida profesional y puso su primera peluquería en Máximo Aguirre 16, donde comenzaron a trabajar cuatro personas –a los seis meses ya trabajan 14 profesionales en el local. Hoy trabajan 40 personas en los tres centros que dirige–. En 1999, cuando apenas podían atender las peticiones solicitadas por sus clientas, abrió el centro de Alameda Mazarredo 15, cuya madrina fue Alejandra Prat, y en el 2008 inauguró otra peluquería en Las Arenas (Aretako Etorbidea 2). En sus locales hacen el look completo: imagen global, peluquería y estética, cambio de pelo, cambio de color, manicura, pedicura, masaje y hasta ofrecen consejos sobre cómo peinarse en casa. A los hombres, a los que también atiende en sus centros, les hace limpieza de cutis, masaje facial, depilación de pelo –especialmente en pecho y piernas–, y les enseña a darse crema después de la ducha o por la noche para que la piel esté bien hidratada. Yolanda, a pesar de ser una de las peluqueras más destacadas del país, sigue aprendiendo cada día.
Texto: Txema Soria
Fotos: Hibai Agorria y Yolanda Aberasturi
