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Think in Bilbao

Finales del 2016 y Euskadi sigue al alza en sus cifras en el sector turístico, ¡record de visitas! 3 millones de personas han cruzado un trozo del planeta para llegar hasta donde se encuentra esta joya del Golfo de Bizkaia, (y aún quedan días para que finalice el curso).

No va mucho más, se cerró el siglo. Puede que el pasado nos haya enseñado a fuego como las gastan las recesiones, hornos más altos no han caído.

Bilbao admiraba las ciudades que crecían a golpe de fundición y máquinas de vapor, pasó su propio siglo XX de oro y hojalata. Ocupó la ría con óxido y aduanas, las riberas pasaron de ser paralelas del trabajo pesado a campos de transición y batallas de goma quemada y rodamientos al aire.

El 83 marcó la línea roja. A una ciudad agotada industrialmente, le llegó el agua al cuello… sin embargo, no pudo más que aprovechar su última brazada. O tocábamos todos la orilla o nunca más flotaríamos juntos.

Bilbao convirtió el corten en titanio, apostó por la ciudad universitaria, el jardín tecnológico, recuperó un tranvía en verde, apostó por los museos, la obra y los servicios a pie de calle, modernizó sus estadios deportivos y remontó el vuelo subido a una Paloma y al anhelo de un tren de alta velocidad y esperanza… Su mayor acierto, hacer el milagro de los peces en un cauce agotado y mate: La Ría de Bilbao.

La obra magna que marcará un antes y un después es recuperar una lámina de reflejos, mareas y salubridad; una inmensa parcela de oportunidad que une la vieja Villa a lo largo de dos riberas de historia industrial con su desembocadura en el Golfo de Bizkaia. Algo que nos permitirá narrar y explicar de nuevo, tanto al vecino como al viajero, por qué nuestros antepasados se asentaron a los lados de este “manantial”.

Y aún queda otra apuesta por cumplir que no está escrita. Se trata de la responsabilidad social de compartir los recursos de forma transversal, reducir la distancia en el día a día entre las tres rentas de la escaleta, que todos puedan disfrutar por igual del desarrollo y la apuesta por la coherencia urbanística.

Cuatro décadas dan para mucho, también para dudar del modelo, para no tener tiempo para las pequeñas revoluciones, para copiar demasiado, incluso, es normal después del esfuerzo, practicar el acomodo y el cierre en falso de un espacio imprescindible de inversión y reflexión BR2000.

En la balanza ha pesado, de bien nacidos es ser agradecidos, cuidar de los mayores, de los que merecen descansar o de los que la salud o la edad les quita crédito. Un pero: en este reparto de recursos, el impuesto social es más justo cuando llega al abuelo y al nieto, cuando premia el retiro pero también la oportunidad de empezar de cero.

Las cuentas son claras, el futuro ajustado, 2 y 2 son ciudad. Pero los nuevos tiempos dependen de la reflexión, de la creatividad y la capacidad de acogida y hogar que una ciudad ofrece a su talento, a sus creativos, a sus pintores o a sus deportistas, a sus artesanos o a sus ingenieros informáticos, a sus tenderos o a sus centros de inteligencia.

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Las nuevas tecnologías quieren acelerar los sentidos, invitar a la virtualidad de las sensaciones, crear un matrix vital que llene vidas demasiado largas en el tiempo y en la salud mental.

Las grandes ciudades parecen colmenas de abejas desorientadas. Sin reina. El nuevo siglo necesita ciudades inteligentes, capaces de liderar y premiar los equilibrios y la fusión entre vanguardia y vida: mayor y niño, rural y urbano, sector primario y 3.0, deporte de élite y deporte de todos, arte de galería y callejero, pareja y grupo, día y noche, investigación y pan, digital y hecho a mano.

¿Quién atenderá a los 4.500.000 de turistas y visitas que aterrizarán en Euskadi en el 2020? Serán un 15% del PIV (producto interior vasco)… ¿Les ofrecemos una franquicia o una versión original? ¿Dónde van a dormir, escuchar música o detener el tiempo?

Diseñemos su ahumada, su brunch vegano o adaptado, ecoportes, taxis comestibles, lanzaderas culturales, selfies de hormigón, un souvenir digital, I + Travel, noche 4.0… ¿Por qué temer a este reto? ¿Por qué no invertirlo todo en una incubadora de sueños?

“Inventar es investigar los sueños”: asfaltos inteligentes y reciclados, jardines del silencio, estudio multiatleta, pareja y familia, luces de neón sin zona oscura, amable e inclusión, transporte intermodal, reciclaje y aprovechamiento, comercio justo y digital, sanidad a medida o formación virtual, segunda oportunidad, informe del fracaso, profesional con familia, financiación creativa, aceleradora del talento, sinergias entre emprendedor y experiencia, pionera en el aval social y osada en el microcrédito investigador, formación continua en los lazos Urbe-entorno rural, Intelengence City, ciudades que abrazan y aceleran la cultura y el arte, donde se legisla la integración y se premia el diseño humanizado del paisaje, del hogar o de las fachadas. Cooperativa: desde Petronor, Gamesa, Iberdrola a el Athletic o los taxistas, desde los comedores sociales o los órganos de alta decisión hasta las asociaciones de barrio.

Las grandes ciudades del mundo están en expansión, buscan City Mentors. Puede ser el momento de fusionar tanto esfuerzo; de proteger con un paraguas común y compartir una MARCA: “Think in Bilbao”, una forma de hacer, de respirar en la ciudad.

Durante miles de años la naturaleza ha sido agradecida con este rincón del planeta, clima y refugio, asentamiento y recurso.

¿Por qué no BILBAO RÍA 3000? ¿Por qué no liderar la primera red de CIUDADES QUE SUEÑAN?

Texto: Aitor Elizegi • Fotos: Hibai Agorria

https://elizegiaitor.wordpress.com

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