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San Mamés. Un torbellino de Champions

Jamás se olvidará el 27 de agosto de 2014, noche en la que el Nápoles dobló la rodilla y el Athletic se metió en la Liga de Campeones por segunda vez. Europa cada día admira más al club por su filosofía, la pasión y su sensacional campo nuevo. Las gradas atronaron como nunca desde el emocionante himno a capela.

La mudanza al nuevo San Mamés merecía un disfrute así. Después de la enorme temporada anterior, en la que el Athletic estrenó su estadio con un comportamiento deportivo espectacular que le llevó al cuarto puesto liguero, quedaba rematar la faena en la previa de Champions. Tocó el ‘coco’ del bombo, el Nápoles de Rafa Benítez y la bestia negra rojiblanca. Gonzalo Higuaín. Tras el sufrido 1-1 en San Paolo, los italianos sucumbieron en Bilbao ante un torbellino iniciado en el césped y trasladado a la grada. Los leones se sobrepusieron con genio y fútbol al mazazo que supuso el gol de Hamsik sin digerir el bocadillo del descanso, y dos tantos de Aduriz y otro de Ibai dieron paso al éxtasis. La Liga de Campeones en Bilbao. 16 años después. Casi nada.

Lo vivido esa noche en el fantástico coliseo que será sede de la Eurocopa 2020 da para contar a los nietos. El himno del Athletic cantado a capela, los impactantes fogonazos de la sinfonía de la Champions y ánimo, muchísimo ánimo. La presión que metió la grada a los napolitanos hizo descomponerse a gente tan curtida como Albiol. Los leones sacaron sus garras y cazaron pieza mayor. Hubo lágrimas de orgullo y satisfacción por el triunfo de la pertenencia. ¡Cómo merece la pena ser de este gran club!

Era un examen más para una filosofía única, cada vez más admirada en Europa. El Athletic ya tiene aficionados impenitentes en Italia, Inglaterra, Alemania, Polonia, Austria… Y más que se van a adherir si los de Valverde son capaces de meterse en octavos de final en un grupo asequible, pero con sus trampas. Toda la alegría que supuso un sorteo en principio benévolo con Oporto, Shakhtar y BATE Borisov, dejó un regusto amargo por la complejidad de los viajes. Así que ya hay codazos por estar en Do Dragao. Los más optimistas se la han jugado a guardar dinero para siguientes rondas. Ejerciendo de bilbaínos, ya hay quienes hacen cálculos y prevén quedar primeros de grupo para jugar la vuelta de octavos en casa. Y con la hoguera de San Mamés cerrando la eliminatoria…

Sea como fuere, la afición ya tiene tres encuentros de Copa de Europa en casa. El Shakhtar del general Lucescu y sus soldados brasileños (Luiz Adriano, Douglas, Taison y compañía) abrieron el fuego el 17 de septiembre. El empate sin goles fue hasta bueno, porque los ucranianos se mostraron como un equipo con mayúsculas. Luego, llegará el españolizado Oporto de Julen Lopetegi (Óliver y su pandilla con Jackson Martínez de ariete), que arrancó con un 6-0 al Bate. Como cierre, visita Bilbao el equipo bielorruso, que presume de haber dado en el morro en su día al Bayern de Múnich (3-1). Noches de emociones y gran fútbol, cantera de pasión para los más jóvenes, que no se habían visto en una de éstas. Y todo ello en un escenario que ya es una postal más en la bella Bilbao. ¡Qué bien le quedan de noche en su fachada las estrellitas de la Champions!

 

Texto: Nika Cuenca • Fotos: Athletic Club Foto principal y exterior San Mamés: Juan Flor

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