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Miguel Zugaza. Director del Prado

Este durangués rige los destinos de la institución cultural más prestigiosa del Estado desde 2002. Se considera “un afortunado historiador del arte trabajando en uno de los museos más fascinantes del mundo con un equipo de personas inteligentes y motivadas”. Superado con éxito el exigente stress-test de la crisis económica, encara con decisión el reto de las nuevas ampliaciones y el horizonte del 200 aniversario de la pinacoteca.

“El Museo de Bellas Artes de Bilbao es un lujo que se debe mimar”

Hay algo de baronet irlandés en el aspecto de Miguel Zugaza. Un aire de Sir con trayectoria universal. Nació en Durango, interior de Bizkaia, en 1964. Pero esa cuidada barba rojiza, el cabello largo impecablemente peinado y la tendencia a la sastrería de estilo inglés encajan a la perfección con el salón de lectura del más refinado club de Dublín.

A los 30 años fue nombrado responsable de conservación del Museo Reina Sofía. Desde 1996, y durante seis años, dirigirá el Museo de Bellas Artes de Bilbao. Su buena gestión le pone al timón del buque insignia cultural del Reino: el Museo del Prado. En casi 13 años ha superado tormentas económicas, mareas políticas y cambios de corriente, con flema británica y un trabajo que raras veces ha levantado algo diferente a los parabienes.

De pequeño, mirando la cima del Mugarra, jamás fabuló con la posibilidad de dirigir un museo, “como todos los niños, soñaba con jugar en el Athletic”. Ahora disfruta paseando por las galerías del Prado “con público y observando el encuentro emocionado del espectador con la obra de arte. Es cuando se cumple plenamente la misión del museo”. Le gustaría compartir una cena con El Bosco (1450-1516), pintor flamenco, autor, entre otras singulares obras, de El Jardín de las Delicias, porque “era un hombre del Renacimiento que disponía del código secreto de una visión del mundo que hoy somos incapaces de comprender”.

Cuenta usted 50 años, le quedan cerca de otros 20 de carrera profesional, pero ¿se puede aspirar a algo más cuando se ha dirigido un gigante como el Prado? Creo que es un error entender el trabajo como una carrera de expectativas profesionales. Me parece tan importante lo que hago ahora como lo que hice en el Museo de Bellas Artes de Bilbao o antes, con mis hermanos, al frente de Ikeder. Son retos que, más que buscarlos, uno se encuentra por el camino. Solo espero que los que me queden en mi vida profesional sean tan emocionantes e instructivos como los anteriores.

¿Cuál es el secreto de mantener el tirón de un espacio como el Prado en plena crisis económica y con una dotación presupuestaria que alcanza solo una décima parte de sus competidores, como el Louvre por ejemplo? Ha sido un stress-test muy fuerte hacerse cargo de una coyuntura recesiva al tiempo que se pierde buena parte del presupuesto público. El Prado, desde el Patronato al conjunto del personal, ha hecho un esfuerzo enorme para garantizar el cumplimiento de su misión ahondando en su capacidad de autofinanciación. El ejemplo más emblemático de nuestra respuesta a la crisis ha sido abrir los siete días de la semana. Otros museos internacionales como el Metropolitan de Nueva York o el Louvre están tomando nuestro ejemplo.

El suyo es un caso curioso: se ha mantenido al frente de uno de los grandes iconos del Estado con Gobiernos, Ministros y Secretarios de Estado de distintos partidos y distintas corrientes. ¿Cómo se consigue? No lo he conseguido yo, lo ha logrado el Prado gracias al consenso político sobre su proyecto de futuro. Ocurrió con la ampliación, con la ley singular de autonomía y, ahora, con la estrategia de recuperación. En esto también el Prado ha sido ejemplo de buenas prácticas que han beneficiado a otras instituciones como el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía o la Biblioteca Nacional.

¿Tienen una estimación del impacto del Prado en la economía de Madrid? Hacemos estudios constantemente y es muy sobresaliente. Por citar un dato llamativo, el Prado tiene un impacto directo en el empleo: por cada 1.000 visitantes que recibe el Museo se genera un puesto de trabajo en la Comunidad. Te hace sentir mucho más responsable.

¿Qué es el arte, hoy, en 2015? Una forma de pensamiento que deja un rastro indeleble con el paso del tiempo. Vamos, lo mismo que desde Santimamiñe. La sociedad cambia, pero no cambia la razón de ser de aquello que surgió como una necesidad de expresión de la parte consciente del ser humano y que, más tarde, en la Grecia antigua, se convirtió en una categoría que denominamos arte.

¿Hay museos que son contenedores y archivos de arte frente a museos que funcionan como parques temáticos? Un museo no lo define un rótulo -podemos llamar museo a cualquier cosa- si no una misión relacionada con la conservación material e intelectual de los valiosos testimonios de la historia humana y que los pone al servicio de la educación y el deleite de la sociedad. Sin trampa ni cartón.

Instituciones como el Prado ¿democratizan el arte y la cultura o son devoradas y vulgarizadas por la tendencia del consumo de ocio? Yo, sinceramente, no veo el peligro de las masas inundando nuestros museos de la vulgaridad y la mezquindad del consumo. La gente que viene a los museos se merece un mayor respeto. Más bien veo a nuestros visitantes huyendo de esos tópicos y al museo como un refugio donde encontrar el valor de la excelencia y la singularidad en un mundo estandarizado, mediatizado y globalizado como es el que vivimos.

Tras 13 años al frente del Prado ¿cuál es el proyecto de futuro relacionado con el Museo que más le ilusiona? Tenemos por delante dar forma a la última parte de la ampliación del Museo, que es la incorporación del edificio que fue hasta hace poco Museo del Ejército. Es un proyecto apasionante que necesita un gran esfuerzo presupuestario. Esperemos encontrar la energía necesaria para sacarlo adelante.

El Prado está a punto de cumplir 200 años ¿es su última década la más brillante? La celebración del Bicentenario en 2019 es otro reto apasionante para hacer balance y para reflexionar sobre lo que quiere y debe ser el Prado en el futuro.

Hermitage, National Gallery (Londres o Washington), Louvre, Rijksmuseum, Los Uffizi… ¿Qué envidia de cada uno de ellos? Lo bueno de estos museos es que cada uno conserva lo que no tiene el otro. No se trata de envidiar, sino de entender que nuestros museos son piezas de un gran mosaico de las aspiraciones más altas del ser humano y que no se pueden entender individualmente sino en su conjunto. Estos grandes museos que citas, con otros, componen ese gran mosaico que es el Museo Universal.


“Después del Prado, el de Bilbao es el único museo que me gustaría dirigir” Afirma Miguel Zugaza que “el de Bellas Artes de Bilbao es un museo ejemplar en muchos sentidos, que ha sabido mantener desde su creación una idea moderna y seria de lo que debe ser un museo y su relación con la sociedad de su entorno. Es un museo muy abierto a todas las formas del arte, desde lo universal a lo local, en un discurso histórico ininterrumpido desde la antigüedad hasta nuestros días. Un lujo que se debe mimar. Sería, después del Prado, el único museo que me gustaría dirigir”.

¿Para cuándo una delegación permanente del Museo del Prado en Bilbao que añada la guinda al Museo de Bellas Artes y al Guggenheim? El Museo del Prado no tiene previsto abrir ninguna sede. Nuestra forma de colaborar con otras instituciones es mediante depósitos y a través de un programa muy intenso de exposiciones temporales que se llama “Prado itinerante”.


 

“Bilbao´s Fine Arts Museum is a treasure that needs to be cherished”

This Durango native has controlled the fortunes of the state´s most prestigious cultural institution since 2002. In his own words, he considers himself “a fortunate art historian working in one of the most fascinating museums in the world with a team of intelligent and motivated people”. After successfully overcoming the stress-test of the economic crisis, he is now confronting head-on challenges such as new extensions and the upcoming 200 year anniversary of the art gallery. 

Miguel Zugaza has an appearance reminiscent of an Irish baronet, with a distinct air of “Sir” and a global career to match. Born in Durango, Bizkaia, in 1964, his immaculate copper beard, impeccably-combed long hair, and preference for English style tailoring, would not look out of place in the reading rooms of the most refined gentleman´s clubs of Dublin.

At the age of 30 he was named Conservation Manager at the Reina Sofia Museum. From 1996, and for six years he managed The Fine Arts Museum in Bilbao. As a result of his success in the post, he was appointed to take the helm of Spain´s cultural flagship: The Prado Museum. In almost 13 years, he has weathered economic storms, changing political tides and changes of currents with British composure and carried out his work receiving nothing but praise.

As a child, looking up at the peak of the Mugarra mountain, he never imagined the possibility of running a museum, “like all boys, I dreamed of playing for Athletic Bilbao Football Club”. Now, he enjoys walking through The Prado´s galleries “observing the emotional encounter between the visitors and the works of art, the precise moment when the Museum´s mission is accomplished”. He would like to enjoy dinner with El Bosco (1450-1516), Flemish painter and creator of masterpieces such as the The Garden of Earthly Delights, because “he was a man of the Renaissance, who had a secret code to view the world in a way that we are no longer capable of understanding”.

You are 50, with around 20 more years left of your professional career. What is left to aspire to, after running a giant like The Prado? I think its a mistake to see your work as a career of permanent progression. What I do now is just as important to me as what I did at the Fines Arts Museum in Bilbao, or what I did before, with my brothers at Ikeder. Challenges are not something that you look for but discover along the way. I only hope that the challenges that I will face in what´s left of my career will be as exciting and insightful as those I have already faced.

What is the secret to keeping a place like The Prado afloat in the middle of an economic crisis and with a budget worth less than a 10th of that of your competitors, such as The Louvre for example? It has been a difficult stress-test to take charge in a situation of economic recession while losing a large portion of our budget from the government. The Prado, from the board of directors to the staff, has made a great effort to guarantee we achieve our goals by expanding self financing. The most symbolic example of our response to the economic crisis has been to open seven days a week. The Metropolitan New York and The Louvre are now following our example.

You are in a curious situation: You have maintained your position at the helm of one of Spain´s biggest icons, in spite of Governments, Ministers and Secretaries of State from different political parties and different ideologies. How did you do it? It wasn´t me, it was thanks to the political consensus about The Prado´s future. It happened with the expansion, the law of autonomy and now the recovery strategy. In this, The Prado has been an example of best practice that has been beneficial for other institutions like The Reina Sofia Museum and The National Library.

Could you estimate the economic impact of The Prado on Madrid´s economy? We are constantly carrying out research and it is outstanding. To quote a significant figure, The Prado has a direct impact on employment: For every 1000 visitors that the Museum receives, one employment opportunity is generated in the region. It makes you feel much more responsible.

What does art mean in 2015? It is a form of thinking that leaves an idelible mark with the passage of time. It has been the same since the time of the cave paintings like those in Santimamiñe. Society changed, but what didnt change was the human need to express ourselves as part of our raison d´etre, which later in Ancient Greece turned into what today we now call art.

Are there museums that act as archives in contrast to those that act as theme parks? A museum is not defined by the sign above the door- we can call anything a museum- it´s more about the mission to preserve material and intellectual property considered to be a valuable part of the testimonies of human history, and to offer them for the education and enjoyment of society. Nothing more.

Do institutions like The Prado make art and culture accessible to all- or are they devoured and popularized by fashions in leisure consumerism? Sincerely, I don´t see the problem of the masses flooding our museums with the vulgarity of consumption. The people who go to museums deserve more respect. I rather see it as our visitors fleeing from such topics and the museum as a refuge of excelence and individuality within the world of standardization, mass media and globalization that we live in.

The Prado is about to celebrate its 200th anniversary- has the last decade been its most brilliant? The bicentenary celebration in 2019 provides the ideal opportunity to evaluate and reflect on what The Prado wants to be and should be in the future.

Texto: José Javier Gamboa • Imágenes: Museo del Prado

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