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MANU CHAO ILEGAL. Persiguiendo al clandestino.

“Tengo la necesidad de escribir lo que no digiero”, comenta Manu en las páginas de Manu Chao ilegal. Persiguiendo al clandestino, la nueva obra de Kike Babas y Kike Turrón en la que analizan en profundidad y con rigor la obra esencial del artista hispano-francés, así como toda su biografía y discografía.

Un libro que revisa la obra de Manu Chao con hondura, tenacidad y el guiño fresco y cómplice que les brinda a los autores lo vivido junto a Manu en aquellos decisivos años. Cuenta además con prólogos de Fermin Muguruza, Amparanoia y Fernando León de Aranoa. Un tomo de 240 páginas a todo color que homenajea el art-work original del disco y que abarca la gestación y desarrollo de Clandestino, repasando la carrera completa del músico desde antes de sus tiempos en Mano Negra hasta la reciente reedición de su emblemático trabajo.

A continuación, reproducimos un extracto del capítulo 5 del libro, “Clandestino relató”, donde los autores explican algunas de las razones que hicieron de dicho disco una obra universal de la música popular.

Claves de una obra maestra (extracto del libro Manu Chao ilegal)
De aquellas primeras escuchas del Clandestino, en soledad y casi en secreto, obligadas, porque íbamos a trabajar con Manu, en muy pocos meses Los Kikes pasamos a acostumbrarnos a escucharlo en todos lados, a medida que se convertía en el disco “del momento” y sonaba en todas partes. Clandestino nos crecía por dentro, pero también afloraba fuera ¡y de qué manera! Las sucesivas escuchas en las más diversas situaciones, iban ofreciendo siempre nuevas lecturas, claves que descubrir de una obra maestra.

La cara más visible de la retórica del disco es la clandestinidad, así lo indica la portada. Manu la ha vivido, si no desde dentro, (su pasaporte francés y su desahogada posición de estrella se lo impiden) sí desde muy, muy cerca. Lo que le permite posicionarse utilizando la primera persona, ponerse en su piel. Clandestino no solo es el título del disco y de la canción más conocida, es una declaración de sí mismo que mira de frente desde la portada, diríase que, reafirmándose en dicha clandestinidad, consiguiendo una identificación con el oyente que le dibuja como voz preclara de una sociedad global.

Una triste clandestinidad que vertebra el disco y apela a la condición del migrante que ha de buscarse la vida fuera de su país, obligado a vivir el rol del inmigrante ilegal, del que llega en su huída a la ciudad del norte, a la gran Babylon (metáfora de la riqueza del Norte frente a las siempre acuciantes necesidades del Sur, que ejemplifica la desigualdad social y cultural y la injusticia económica de las sociedades ricas frente a las pobres) en busca de prosperidad económica, sin papeles, sin permisos en regla, pagando a coyotes (intermediarios para agilizar el tránsito fronterizo) con los que no hay aduana. Condenado a una vida secreta por temor a la ley, una ley que hay que burlar casi día a día; convertido en quiebraley, en una raya en el mar sin derecho a nada. Así, clandestino el peruano y el africano; clandestino el argelino, el nigeriano y el boliviano; clandestinas las muertes de los ahogados en el Estrecho, vidas que quedaron entre Ceuta y Gibraltar. Es precisamente en la reafirmación del migrante a través de su nacionalidad –clandestina-, donde Manu resulta más rabiosamente internacionalista y multicultural, podría ser de todos esos sitios tanto como de ninguno.

La clandestinidad también apela a otros aspectos. Mano Negra ilegal, avisando de que ese espíritu clandestino y socialmente crítico viene ya de antes. Marihuana ilegal, que cierra el coreadísimo estribillo de la canción que da título al álbum, y en esa aseveración está implícita la demanda de la legalización de la sustancia. La multiculturalidad, el mestizaje como hecho a reivindicar, es otro concepto inherente a todo el trabajo, característica creativa de un autor que ya venía practicándolo desde que arrancase a cantar encima de los escenarios y que en Clandestino halla su forma definitiva: ahí están las menciones a las diferentes nacionalidades, el plurilingüismo, el uso constante de expresiones que hacen referencia a las migraciones geográficas. De alguna manera, Manu lleva dentro de sí la multiculturalidad, le viene de cuna, es un parisino hijo de gallego y vasca y con un abuelo emigrado a Cuba. Su lengua natal es el francés y su lengua familiar el español. El compromiso social también le llega pronto, tanto por la educación recibida (eso que dicen progre) como por lo sentido y vivido en las barriadas de París durante su juventud. El compromiso y pluralidad se lo ha venido trabajando con toda su rica experiencia como miembro de Mano Negra, y ahora, por primera vez en solitario, todo cristaliza en su persona, se define, y termina convirtiéndose, probablemente a su pesar, en un símbolo de la globalización igualitaria, ética, justa, tolerante y multirracial. Clandestino es un disco asertivo que en su sutileza no se calla nada.

Rasgo significativo es efectivamente el uso natural del plurilingüismo, pues si bien el trabajo está cantando mayormente en castellano, también lo hace en francés, portugués e inglés, lo que le sirve para conectar con dos realidades socioculturales, la euro-pea y la latinoamericana, el norte y el sur, lo que contribuye a que su discurso suene auténtico y creíble, comprometido con su tiempo, consciente del mismo. El castellano, lengua vehicular del álbum, es usado de manera informal y coloquial e incorpora múltiples expresiones del léxico hispanoamericano en su vertiente mexicana.

A este español tan dulce como vulgar, apegado al habla popular, se le suma, para terminar de configurar el universo discursivo, fragmentos con otro tipo de audios no musicales: noticiarios, mensajes telefónicos, retrasmisiones de partidos de futbol, diálogos de películas y discursos políticos, que se adhieren a las canciones en un personalísimo collage sonoro que será la marca de la casa para siempre: la base sónica plural basada en la repetición, la concepción minimalista y radicalmente mestiza (caben pinceladas de salsa, reggae, rock, electrónica o chansón) el carácter acústico pero rabiosamente contemporáneo, sucediéndose las canciones sin pausas entre ellas.

Impregna el disco un carácter entre melancólico y desaforado, un sentimiento agridulce que Manu llama malegría, titulando así una de las canciones. Un sentimiento mestizo, que es mezcla de amargura, pérdida y esperanza. Una combinación de las palabras “mal” y “alegría”, que conlleva una especie de felicidad melancólica. En el disco, esta malegría se deja sentir sobre todo en sus estrofas de desamor, cuando un enamoramiento parece no estar funcionando y se halla en el alcohol el resguardo a la pena y un embriague placentero. Por eso la risa y el calor emborracharán la malegría dentro de unos vasos de jerez en la calle del Desengaño. A veces este sentimiento abriga una tristeza sin ambages, como en “La despedida”, que expone el universo de amor que atormenta y esperanza al poeta. Y en todas estas malegrías Manu utiliza siempre un lenguaje cariñoso, amistoso y afectivo: Bienvenida mi amor o Tú no tienes la culpa mi amor o Mamasita, te invito a bailar.

Clandestino, multicultural, plurilingüe y tocado de malegría, el álbum debut de Manu sentencia una realidad evidente para el autor: que todo es mentira. A lo largo del disco escuchamos constantemente la aseveración. Esa es la gran reprobación social del disco. Todo es mentira: nos engañan en todo, nos toman el pelo, se burlan de nosotros de manera evidente, la democracia es la gran mentira (mentira la mentira, mentira la verdad) y Manu apuesta por tener lucidez suficiente para dejar constancia de que estamos viviendo en una época grave. También, por supervivencia emocional, apuesta por la esperanza, por esperar la última ola, por encontrar soluciones, por dar altavoz al discurso que viene de la Selva Lacandona, por cantarle a los tambores de la rebelión. Clandestino es un trabajo que adquiere la categoría de clásico casi desde su mismo lanzamiento, trabajo consciente y maduro, inspirado y emocionante, que sitúa a Manu como autor universal que refrenda en sus canciones su visión crítica del mundo, unos ideales basados en su pensamiento y en su experiencia directa, sustentados en canciones de sonido mestizo que caminan entre la ligereza y la profundidad, la malegría y la rabia, el caos y la esperanza.

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