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Leiva. Canciones, guitarras y hoteles

Está atravesando el ecuador de la gira de su segundo disco en solitario, Pólvora, una gira que arrancó en los primeros días de este año y que sigue añadiendo fechas, y lo seguirá haciendo, hasta el 2015. Es una de la giras más exitosas del ruedo patrio, él junto a su banda (ocho músicos sobre el escenario) están recorriendo península e islas ofreciendo unos shows emocionantes y energéticos, alicatados con un repertorio que te engancha y se contagia desde el primer contacto.

Leiva ha actualizado, de un modo u otro, la figura del artista rockero. Es un creador que está muy pendiente de la actualidad pero que no quita su mano derecha del testamento de los clásicos, que reivindica las raíces, pero sin dejar de aportar su modesto grano de arena creativo, un tipo con personalidad que cree en lo que hace y que no se conforma con lo evidente. Su carrera en solitario arrancó tras la separación de los exitosos Pereza, Leiva lanzó Diciembre y con ello demostró una madurez creativa que ya apuntaba maneras en los diez años (y cinco discos) que duraron Pereza.

Con la gira de aquel primer disco en solitario, Leiva afianzó una legión de seguidores que fluctúan entre el irredento fan, el accidental consumidor de música y el entendido, que siempre busca un nuevo nombre con la calidad suficiente para seguir alimentando su hambre de pop rock. Sobre el escenario, el músico madrileño tiene el concepto claro, el de una gran banda de rock a imagen y semejanza de, por ejemplo, la E Street Band, dándolo todo y dejándose llevar por un mismo sentimiento.

Terminado aquel periplo, que le llevó hasta Argentina, Leiva no tardó en lanzar Pólvora, que es el disco que actualmente está presentando y cuya gira pasó por la pasada Semana Grande de Bilbao, un disco superventas y una imparable agenda de actuaciones. Para este segundo disco, Leiva, acostumbrado a producir él mismo sus grabaciones e incluso a tocar la mayoría de los instrumentos, optó por contar con unos músicos de sesión y con las expertas manos de Carlos Raya, (Fito Cabrales, M-Clan o Quique González), y el experimentado ingeniero Joe Blaney (desde Keith Richards a B-52) a los mandos del control. El nuevo disco sigue mostrando los ases del artista madrileño: medios tiempos cómplices y confesionales que conviven a la perfección con pildorazos pop rock de arrebatadores estribillos y precisos arreglos, riff sin edulcorar y un tono de voz especial. Todo rematado con una cuidada imagen, la de la portada, que evoca el rock de los sesenta y los setenta, que sugiere el estado en que se compusieron las canciones. El disco, desde su lanzamiento, fue un éxito de crítica y ventas, además, durante esta gira de presentación ha habido tres momentos especialmente reseñables: agotar durante cuatro día consecutivos la sala La Riviera, de Madrid, abrir para los Rolling Stones en el Bernabéu y reventar Abandoibarra la pasada Aste Nagusia de Bilbao.

 – La gira Pólvora sigue su curso, empezó hace un año y debe quedar otro tanto, ¿cómo lo vas viendo?

Todo está saliendo muchísimo mejor de lo que hubiese podido imaginar. Tenía la sensación de que este disco iba a ser un escaloncito más que el anterior, pero han sido diez escalones. Estoy feliz y muy ilusionado. Me veo como un privilegiado por poder hacer ochenta o noventa bolos con banda, y bolos míos propios. En estos tiempos que corren eso es un puto privilegio.

– Nada más salir Pólvora charlamos contigo y no disimulabas tu miedo a que el disco no gustase, a que no fuese bien la cosa, eran nervios, temor, pensabas ¿y si no conecto con la peña?

En realidad no miro como han sido las ventas del disco, me importa que las canciones conecten con la gente, ese es el premio importante. Los nervios que uno tiene cuando saca un disco son normalmente innecesarios, lo importante es salir al escenario a convencer, concentrado, ese punto es el que crea la tensión, el que saca los nervios. Parece que Pólvora se ha colado en las casas, en los coches, y eso es muy bonito.

– Alguna vez has dicho que la gira te da canciones para siguientes discos, en ese sentido, ¿ya hay cosas en el disco duro, compuestas en esta gira?

Tengo mucho más que otras veces. Realmente, uno no elige cuando quiere escribir, pero a mí me sale más fácil estando de gira, en ese momento me noto en un estado de gracia natural a la hora de contar algo. Cuando hacemos los parones en la gira me cuesta más escribir. En este caso estoy escribiendo más que nunca, con mayor o menor fortuna, eso lo veremos en el próximo disco. Ahora mismo tengo veinticinco canciones y con un buen montón estoy muy contento… espero que sea un momento dulce para todos, no solo para mí.

– Estuviste abriendo para los Stones en Madrid hace unos meses, ¿Qué significó para ti esa oportunidad?

Es un hito en mi carrera, podré hacer conciertos más grandes o de otro tipo, pero abrir el show de los Rolling Stones, mi banda favorita, en Madrid, poder compartir su escenario, ver su equipo, pasar un día allí ha sido un regalo que nunca olvidaré. Soy fan y toda esa emoción va a ser muy difícil de superar… ya sabes, seguramente haya sido su última actuación en España. Nunca me esperé que me fuesen a llamar para abrir el show.

– Otro momento notorio de la gira han sido las cuatro fechas en la Riviera con todas las entradas agotadas…

Sí, es muy emocionante. Se agotaban las entradas en cuatro días, sacábamos otro día y se volvían a agotar en tres días… fue un golpetazo, el más bonito, el que menos me esperaba. Me di cuenta que había pasado algo con el disco. Sin duda, ha sido el momento más dulce en mi corta carrera en solitario. Es donde más sensación he tenido de conectar con la gente.

– Tu nombre es el que aparece en los carteles, pero siempre defiendes y muestras orgulloso tu banda, ¿Cómo la sientes?

Tengo la sensación de estar en una banda y ser parte de una banda más que nunca, son una parte muy importante de todo esto… yo hago las canciones, pongo la cara y tomo las decisiones, es mi proyecto vital, pero no estoy yo solo. Llevo tocando con casi todos ellos toda la vida, están muy implicados, remando conmigo. Con Diciembre las cosas estaban más flojas y tuvimos que remar con más esfuerzo. Ahora va mejor y estamos más a gusto, pero juntos, los roles están repartidos y cada quién es vital, y lo veo cuando me he visto en la necesidad de hacer algún cambio. Si sueno así es por esta banda.

– Terminemos en Bilbao, hace bien poco has estado en la Aste Nagusia y tus giras siempre pasan por aquí.

Con Bilbao tengo un cariño especial, por muchos motivos. Uno de ellos es el público, que nunca te regala nada, es muy honesto y si tienen que demostrar que no están disfrutando lo hacen. Y al contrario igual, si les está gustando te lo hacen ver. Cuando sale bien Bilbao es que estás haciendo las cosas muy bien. Me gusta. Tengo relación sentimental con la ciudad por amistad y por familia que tengo allí. Recuerdo que con Pereza nunca fue una buena plaza, había público, pero era una de las ciudades donde menos público conseguíamos reunir. Con Diciembre y Pólvora, sin embargo, han sido las primeras que hemos llenado. Solo tengo agradecimiento a Bilbao y a sus gentes, me lo hacen notar y me gusta devolvérselo. Nunca hago conciertos gratuitos, pero esta vez quise hacer el gratuito en la Aste Nagusia para regalárselo a toda la gente que me ha dado tanto en esa ciudad.

Texto: Kike Turrón & Kike Babas • Fotos: Carlos García Azpiazu • Foto Portada: Biomistura

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