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Izaskun Astondoa

Él, su aita, Eustakio, le lanzó un órdago cuando vio cercano el momento de la jubilación. Ella, que era parte de la cuarta generación de la saga Astondoa, que había estudiado Empresariales y Música, que había ganado una dura oposición y que trabajaba para el Gobierno Vasco, no se había planteado seguir la tradición de la empresa pirotécnica. Era un reto en toda regla. La pirotecnia había nacido en 1885 con el bisabuelo Eustakio y los varones, sólo los varones, la habían traído ya hasta 1992. Su hermano, informático, su hermana, médico…

Y aceptaste el reto.

No pude resistirme. Mi padre y mis hermanos me hicieron dos valiosos regalos: libertad y confianza. Eso fue el poder motivador, el disparo necesario. Con mi natural optimismo pensé que en menos de cinco años dominaría esto y tendría todo organizado. Me equivoqué, había que pensar a fuego lento. Han pasado 24 años desde entonces.

Pirotecnia Astondoa es más que fuegos artificiales.

Quiero pensar que sí. Hacemos asesoría, formación… Es un continuo aprender y yo creo en las asociaciones y en los foros donde se deciden las cosas; al final estás en el Comité de Expertos de la Delegación Española, conoces a colegas de toda Europa, aprendes y te adaptas a los cambios de normativa. En 1992 comenzamos a dar apoyo legal y cobertura a grupos de música y desde entonces hemos acompañado a: los Rolling, Beyoncé, ACDC, Kiss, Iron Maiden, Mc Cartney… Ellos vienen con su “piro” y te dicen: “¡Facilítame la vida!”. Gestionamos todo lo necesario, desde el transporte del material hasta los permisos para la utilización de la piro.

En el campo del teatro, donde también estamos, las piezas son mucho más pequeñas, a veces sin humo y con chispa casi fría, aunque ésta no existe. Astondoa lleva a un experto para estos eventos.

¿Y ahora la marina?

Esa es otra aventura. Se trata de Lecea, otra empresa que no tiene nada que ver con Astondoa. Está en Vitoria y hace señales para barcos. La pirotecnia es industrial, no recreativa. Hacemos señales marinas y eso nos permite internacionalizarnos; al fin y al cabo hay barcos por todo el mundo, ¿no?

Además de anfitriona, formas parte del jurado de concursos internacionales.

En Donosti llevo muchos años formando parte del Jurado Oficial. Este año no podrá ser porque hemos sido seleccionados para participar en el concurso. Nos hace ilusión. Hace 100 años que Astondoa dispara en Donostia. En Bilbao ofrecemos asesoría técnica y asisto al jurado en sus deliberaciones.

2009, 2014… fueron años importantes.

Sí, en 2009 ganamos el concurso en Bilbao. Un premio con alta dosis de emoción porque en enero de ese mismo año había muerto aita. En 2014 ganamos el “Campeón de campeones”.

¿Eres una juez dura?

Sí, tremendamente, con nosotros mismos y con los demás, aunque nunca olvido todo el esfuerzo que hay detrás y las variables que no se pueden controlar, como el viento y la lluvia.

Izaskun, ¿en qué hay que fijarse cuando vemos los fuegos? Me gusta que me emocionen, como en cualquier otro espectáculo, teatro, ópera, danza etc. No hay que ser experto en algo para que te conmueva. Me fijo en el ritmo, en que el color esté bien combinado, en la sonoridad sin estrépito, en la altura y en que no haya momentos de negrura; al fin y al cabo el cielo es un lienzo negro que hay que ir cubriendo. Los escenarios y los cielos son diferentes. En Donosti, los fuegos se duplican al reflejarse en el mar, es un espectáculo extraordinario, pero los edificios acotan el espacio. Bilbao nos da un cielo más grande, sin límites y ahí disparamos en altura. El espectáculo del año que me sorprende es el que guardo en mi memoria.

¿Debería haber una «Marca Euskadi” en el arte de los fuegos artificiales?

Efectivamente. Nadie tiene un festival como Euskadi. Un mes de agosto casi completo. Empieza Vitoria, luego San Sebastián y después Bilbao. La ciudad se para y se silencia. La Pirotecnia es arte, es cultura y por lo tanto un beneficio saludable que anima a la gente, lo que la hace rentable y no prescindible, como la ópera o el teatro. Estamos reduciendo la cultura a la mínima expresión y esa falta de presupuestos nos perjudica seriamente.

¿Qué hay del binomio fuego-música? ¿Alguna perspectiva?

Es uno de mis proyectos. Los espectáculos con música son muy pasionales porque estás en otro plano de percepción. Son dos tremendas emociones. Un piromusical implica que fuego y música deben respetarse. Cuando el fuego no necesita música ésta se silencia. Aquí estamos aprendiendo, aún no sabemos respetar la música. Por otro lado, los directores de orquesta son muy perfeccionistas y por lo tanto un poco reacios porque no acaban de ver la sonoridad perfecta; no obstante, creo que el Chillida Leku sería un escenario perfecto…

Lo será. Brillaréis de nuevo y haréis que nosotros nos elevemos en ese destello.

 

Texto: Gloria Esteban • Fotos: Hibai Agorria – Pedro Ajuriaguerra

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