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Fernando G. Baptista. Artista de infinitas habilidades

En marzo de 1993 un joven y risueño Licenciado en Bellas Artes entraba por la puerta de las oficinas de El Correo en Bolueta para integrarse en la sección de Infografía. Fernando desconocía por completo lo que significaba la palabra infografía, pero la mezcla de trabajar en un medio de comunicación, en El Correo, y en una sección más o menos relacionada con los lapiceros, le animó a aceptar el puesto.

Fernando llevaba tres años desde que se licenció en Bellas Artes por la Universidad del País Vasco. Desde 1990 trabajaba como ilustrador freelance, diseñando stands para la Fería de Muestras y cosillas varias. El trabajo en el periódico le podría dar un poco de tranquilidad económica, muchas veces necesaria para los artistas, y así poder continuar con sus creaciones pictóricas y escultóricas.

El primer mes de trabajo fue el más duro para Fernando. De pintar lienzos, esculpir en su estudio y dibujar personajes… había pasado a la locura diaria de un medio de comunicación. Graficar el paro, hacer el mapa del tiempo, listas de textos, gráficos electorales, atentados, accidentes… y todo para hoy.

“Creo que esto no es lo mío…” Conversaciones, cariño, tiempo… Fernando continuó en El Correo, y con el paso del tiempo se fue encontrando más seguro de sus trabajos. Comenzó a sacar todo lo que tenía dentro de su cabeza y a mostrar las infinitas habilidades que tenía en sus manos.

Fernando G. Baptista dio un giro a la sección de infografía, comenzó a explicar a los lectores los acontecimientos diarios o históricos de una manera diferente. Su trazo era particular, sus sombras, sus puntos de vista cinematográficos y las gamas de color que utilizaba dieron, o crearon, una nueva época en la infografía de El Correo y en la infografía española.

Catorce años duró su trabajo en El Correo de Bilbao. Catorce fantásticos años. Año tras años los trabajos se superaban, las ideas eran mejores y la competencia admiraba sus trabajos. En los periódicos de todo el mundo se hablaba de las infografías de Baptista. Trabajos que muchos querían imitar pero el resultado no era el mejor. No es fácil copiar a una persona tan completa en todo su proceso creativo. Sabe perfectamente que es lo que hay que contar al lector y cómo. Sabe investigar como ninguno. Pregunta, vuelve a preguntar y preguntará una vez más. Bocetará mil dibujos para saber cuál le gusta y cuál es el mejor punto de vista; realizará moldes de barro para ver los puntos de vista; sacará fotografías, las transportará al ordenador; utilizará la tableta gráfica, lo animará… el resultado siempre es el mismo, de 10.

Una llamada en 2007 le reconoció todo este trabajo creativo e informativo. Charles Blow, director de arte de National Geographic, le encomendó a Juan Velasco, un infografista español que estaba trabajando allí, que le llamara por teléfono, le quería contratar para su equipo. Fernando no hablaba inglés en aquellos tiempos, dejar su Bilbao no era fácil, pero trabajar y formar parte del equipo de NG eran palabras mayores, suponía fichar por la NBA.  Atrás quedarían los gráficos diarios, ahora le tocaría trabajar en infográficos a los que les podría dedicar una media de un mes para un proyecto de una doble página. Realizar gráficos con seis meses de antelación, viajar a documentarse a cualquier parte del mundo, poder contar con investigadores, ayudantes, fotógrafos… lo dicho anteriormente, la NBA.

 

Fernando, ¿te acuerdas de tu primer día en Washington DC?

Mi primer día fue un poco locura.  Conocí a un montón de gente y un nuevo sistema editorial y de trabajo. Entonces me di cuenta de la gran diferencia entre trabajar en un periódico y trabajar en NatGeo, donde se busca la excelencia en todo lo que se publica. Fue una mezcla de emoción y de miedo, ¿llegaría a dar el nivel?

 

Un día cualquiera en Washington DC el despertador suena a las… ¿Continúas pegándote una cabezadita después de comer? Te acuestas a las… después de leer, ver la tele… 

Me suelo levantar a las 7:30 am, chequeo el e-mail y mando unos correos. Llego a la oficina sobre las 9 am. A las 12 suelo ir a comer a casa ya que vivo a unos 5 minutos. Por desgracia no tengo tiempo para una siesta, como en mis tiempos en El Correo, donde teníamos 2 horas para comer. Regreso antes de la 1 pm al trabajo y continúo trabajando hasta las 6:30 – 7 pm. Después del trabajo voy a nadar. Cenamos sobre las 8:30 pm, ya estamos hechos al horario americano, luego vemos un poco la tele, sobre todo series. Soy un gran fan de la ciencia ficción.

El primer viaje al que te manda National G. fue a Jerusalén, ¿nos puedes contar tu primer viaje y el trabajo que realizaste?

Me asignaron un suplemento sobre Jerusalén, un poster enorme. Después de encontrar la idea, mi jefe me dijo que sería bueno que viajara allí para recopilar la información. Sonaba genial, pero no sabía que preparar un viaje de investigación llevaba tanto tiempo. Necesitas contactar con expertos, concertar citas, permisos para museos y sitios especiales, preparar las preguntas y bocetos…

 

El proceso creativo. Propones un tema, viajas, te documentas, vuelves… ¿cómo es un trabajo desde el inicio al final?, ¿duración?…

El proceso empieza cuando se te asigna una historia o propones tú una historia. Te reúnes con el ‘story team’ editor de fotos, texto, video, investigador, diseñador, cartógrafo… Cada uno plantea su parte. Ese es el primer reto y el más importante, el concepto del gráfico. Después se vende la historia al equipo ejecutivo y, si todo va bien, se aprueba.

 

Has viajado a Alemania, Barcelona, Londres, Hawaii, Turquia, Perú, Paris, Rumania, Dinamarca, Italia… y llegaste hasta el Amazonas. ¿Este fue el viaje más difícil?

Mi idea era mostrar los diferentes tipos de bosque lluvioso en el Amazonas, para documentarme pasamos 6 días buscando especies de árboles y animales en medio del bosque. Este viaje fue el más difícil, físicamente hablando, por el calor, la extrema humedad y la lluvia. Si no eres muy aventurero, como es mi caso, dormir en la jungla en una hamaca y en un barco en el medio del río Amazonas con una red para los mosquitos y demás bichos, tiene su cosa. Tuvimos un ayudante que cocinaba y conducía, además alquilamos un bote con conductor para movernos por el río.

 

Estás considerado entre los cinco infografistas más influyentes del mundo en los últimos 20 años, ¿cómo se lleva esto?

Fue una sorpresa muy bonita, que te seleccionen los propios infografistas es un orgullo.

 

Fernando, has creado un estilo propio…

Mi estilo ha sido una evolución personal, me di cuenta de que juntando escultura e ilustración podía conseguir mejores resultados. Los modelos me ayudan a pintar lo que no soy capaz de imaginar totalmente y si a eso añades que me permiten experimentar con puntos de vista, luz y texturas, esto los convierte en una parte fundamental de mi trabajo.

 

¿Cuántos trabajos, más o menos, realizas al año? 

Aproximadamente trabajo en unas 30- 35 páginas al año y, además, hago una o dos animaciones importantes.

Los balleneros vascos. Fueron tres dobles páginas donde tienes ilustración, pintura, maquetas… ¿puedes contarnos todo este proceso?

Lo centré en el barco ballenero San Juan, encontrado en 1978 en Red Bay (Canadá). Empiezo con cómo preparan el barco y la carga en el puerto de Pasaia, luego, ya en Canadá, cuento la técnica de la caza de ballenas en Labrador y como procesan su aceite. Y, finalmente, explico el empaquetado de los barriles y como era la vida en los barcos balleneros durante los meses que pasaban en Canadá.

Para documentarme viajé a Pasaia, donde me encontré con Xabier Agote y Mikel Leoz, expertos de la Fundación Albaola. En Albaola tienen un museo sobre balleneros vascos donde están construyendo una copia, totalmente documentada, del ballenero San Juan. Patty Healy, la investigadora, contactó con diferentes expertos canadienses, británicos, del País Vasco… Este tipo de gráficos son como un puzle, se necesita saber cada detalle: herramientas, ropas, arquitectura, como era el puerto de Pasaia hace 500 años, los barcos y chalupas…. Primero seleccionó la información, que no es fácil… normalmente tienes muchísima y cierro el diseño de los gráficos. Después empiezo con las ilustraciones y para las personas tomo vídeos de referencia para saber la iluminación y posturas. Todo fue confirmado y cotejado por los expertos durante los dos meses y medio que trabajé en el gráfico. El último chequeo lo hace toda la plantilla de la revista, unas 150 personas.

En junio de este año, 2018, comienza a viralizarse un vídeo sobre Bilbao. El vídeo continuó llegando por distintos medios, los periódicos y televisiones publicaron la noticia… y tú Fernando en esos momentos estabas en Bilbao.

Estar en Bilbao en esas fechas fue genial, bastante gente me dijo que les había gustado mucho la ilustración y el vídeo. Varias personas me felicitaron por la calle. Aunque tengo que confesar que tenía un poco de miedo al pensar y ¿si a la gente de Bilbao no le gusta?

¿Quién te encargó este trabajo?, ¿cómo lo desarrollaste?

George Stone, el director de la revista Traveler, me preguntó si me gustaría escribir e ilustrar una doble página sobre Bilbao. George me comentó: disfrútalo y cuenta cosas especiales de la ciudad. Así que me puse a hacer bocetos. La idea les gustó. Le dediqué unas 100 horas de trabajo en mis ratos libres.

 

¿Fuiste consciente en algún momento de la repercusión?

Al estar en Bilbao sí que me di cuenta de que a la gente le había gustado.

 

¿Cómo te quedas al descolgar el teléfono y escuchar a Juan Mari Aburto, alcalde de Bilbao?

Fue una sorpresa enorme y todo un detalle por su parte. Juan Mari fue muy cercano conmigo, sobre todo resaltó el cariño por la ciudad que se transmitía en el vídeo. Me sentí realmente orgulloso de haberlo hecho.

 

¿Cómo ves Bilbao?

La ciudad está muy bonita, cada vez con más cosas para hacer y ver.

Lo primero que haces al llegar a Bilbao…

Un pintxo de tortilla y un vino por el Ensanche.

 

¿Algún día volverás a Bilbao para quedarte?

Sin duda. Para mí es la mejor ciudad del mundo.

 

¿Algún día volveremos a trabajar juntos en un proyecto bilbaíno?

Ya sabes que me encantaría.

Texto: Tomás Ondarra • Fotos e ilustraciones: Fernando Gómez Baptista, Rebecca Hale y Mark Thiessen, National Geographic.

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