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BIME, notas de otoño

Otoño. Esa época que pasa desapercibida. Que se queda suspendida entre las camisetas de tirantes y los jerséis de cuello vuelto. Esa época en la que los artistas descansan y prefieren escuchar su música a través de la radio, sacar su cuaderno y crear algo nuevo. En la que se preparan para presentar sus singles en Navidad. En Euskadi, en la Durangoko Azoka. Esa época en la que los festivales empiezan a cerrar conciertos y a anunciar sus próximos cabezas de cartel.

 

Otoño. Esa época de transición para la música. Esa época que ni fu ni fa. Menos aquí, en Bilbao. En Bilbao no importa que sea abril o julio… octubre o enero… primavera o verano, otoño o invierno. En Bilbao le damos la razón a Nietzsche: “sin música, la vida sería un error”.

 

Tanto es así que en la capital vizcaína tenemos el placer y la suerte de contar con uno de los mayores festivales de Europa. El gran festival de otoño. Ese que reúne a un público nacional e internacional y que se divide en BIME PRO, BIME CITY y BIME LIVE.

 

BIME PRO es la primera feria europea dirigida a la industria musical y digital, un congreso de 3 días que reúne a los profesionales y amantes del mundo audiovisual, las nuevas tecnologías, el marketing… y que ofrece una gran oportunidad para colaborar, conocer y buscar nuevas propuestas, para explorar nuevos modelos de negocio y entablar nuevas amistades.

 

En esta edición, se han debatido aspectos como el papel de los recintos culturales, la sostenibilidad en el mercado de la música, el futuro de la industria musical o sobre las propuestas culturales como alternativa de ocio nocturno. Además, pudimos ver el documental Mujeres de la música, que incluía entrevistas a mujeres clave de la industria musical que explicaban su recorrido en un mundo dominado por los hombres.

 

BIME CITY, por su parte, nos hizo disfrutar de grupos como Meute en pleno centro bilbaíno. La verdad es que no nos hace falta mucho para animarnos, pero la charanga electrónica consiguió combinar muy bien con el vermú del mediodía, convirtiéndose así en el gran aperitivo del BIME LIVE.

 

Además, la música no solo se hizo con las calles de la ciudad, sino que  consiguió también invadir espacios como Kafe Antzokia, Azkena, Stage Live, Shake, Bilborock, La Ribera, El Balcón de la Lola, Hika Ateneo o Coppola, donde pudimos disfrutar de una veintena de conciertos gratuitos.

 

Así, con la miel en los labios y el ritmo en los pies, llegó el gran día, ¡el comienzo de BIME LIVE! Los carteles que anunciaban el festival ondeaban con más fuerza que nunca. Franz Ferdinand, The Prodigy, Royal Blood… sonaban ya en nuestras cabezas. Nuestras pulseras ya tenían cash...

 

Entonces, cambiamos el vermú por la caña y disfrutamos de Meute. Esta vez al cobijo del BEC. Ritmos, bailes y buen rollo. Los tíos lo llevan en la sangre y nos lo hicieron pasar bien, muy bien.

 

La conexión de Royal Blood con el público y su capacidad para llenar un escenario asombró una vez más. Es increíble lo que consiguen siendo únicamente dos. Grandes merecedores de un bravo.

 

Metronomy, Orbital… nos hicieron olvidar el cansancio de la semana y consiguieron que disfrutáramos de la música hasta bien entrada la madrugada.

 

Entre ponte bien y estate quieto, conocimos GAUA. La niebla, la iluminación… conseguían generar una nueva atmósfera. Una estructura de cubos y luces que hacía que te olvidaras del espacio exterior y de lo que ocurría en los diferentes stages. El lugar idóneo para la música electrónica. Así, Willow, Joy Orbison o Jackmaster nos recordaron que nos quedaba otro día por delante.

 

Y así, al día siguiente, nos echamos grandes risas con Las Bistecs. Volvimos a escuchar a la voz de Mikel Laboa, presente en el Stage Antzerkia junto a los zarauztarras Delorean. Y disfrutamos de canciones como Sing gracias al supergrupo BNQT, formado por los componentes de bandas como Travis.

 

Y para recuerdos, todos los que nos vinieron viendo a The Prodigy. Cada baile, cada sonrisa hacía referencia a un momento vivido mientras les escuchábamos en los 90.

 

Y para sonrisa… la de las miles de personas que se lo pasaron en grande con el concierto de Franz Ferdinand. Energía y saltos de su gran líder y cantante Alex Kapranos que, por cierto, pudo escaparse antes de la actuación para cantar con su otro grupo BNQT, dándonos así un entremés de lo que sería su actuación con los Franz. Y es que la gente tenía ganas de ver al grupo de Glasgow. Y ellos lo sintieron, puesto que al final de tanto delirio y buen sonido, nos dio la sensación de que no querían irse.

 

Tampoco nosotros… que ya estamos contando los días que quedan para poder disfrutar del BIME 2018 o de otro gran concierto. Porque en otoño,  en invierno, en primavera o en verano, en Bilbao sabemos disfrutar de la buena música. Porque en Bilbao… sí que sabemos considerar días perdidos aquellos en los que no hemos bailado.

 

Vaya con Nietzsche…

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Texto y fotos: Garazi Ramos

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