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Ana Urrutia

No hay nada que dé más sensación de bienestar que el agua. “Si tienes preocupaciones o estrés no hay nada mejor que sumergirte y fundirte con las aguas del Cantábrico”, afirma Ana Urrutia, presentadora de Eguraldia, el espacio del tiempo en ETB.

Ana, única chica de cinco hermanos, con los que forma una auténtica piña, nació hace 44 años en Bilbao, en la calle Sabino Arana, a unos pasos del viejo San Mamés, donde jugó su abuelo, Federico Urrutia, que vistió la camiseta del Athletic. Desde su casa podían oírse los gritos de alegría de los hinchas cuando el equipo rojiblanco metía algún gol. Ella, a pesar de que toda su familia es futbolera, siempre ha preferido volar por encima de las olas, subirse a una tabla de surf y sentirse libre. Esa fue la razón por la que hace una década decidió instalarse, junto a su marido, Iker, y sus dos hijas, en Bakio, donde había veraneado desde niña. “Tengo el mar bajo la ventana de mi casa. Quería tenerlo muy cerca para darme un baño diario, en invierno y en verano, haga frío o calor. Necesito subirme a diario a la tabla para coger energía”.

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Aunque se mete al agua cada día, sabe que las mejores olas, las más grandes, cuando más disfruta, se dan entre octubre y febrero. Comenzó con esta afición, que se ha en una manera de vivir, con apenas diez años, cuando llegaron los primeros surfistas a Bakio y cuando comenzaron a aparecer los australianos por Mundaka, “quería hacer lo mismo que hacían los chicos y me enganché al surf”. El surf, a pesar de su belleza, es un deporte de riesgo, especialmente cuando entran olas muy grandes. “La mar es maravillosa y traicionera –afirma Urrutia–. En muchas ocasiones, vivimos en una zona donde la mar o el viento puede cambiar de un momento a otro, no se puede luchar contra ella. Se necesita tener un gran control mental, sobre todo cuando la ola es muy grande, para meterse debajo de ella y dejarse llevar hasta la orilla”. Su tiempo libre, sus vacaciones, también lo pasa buscando olas perfectas en distintos lugares del mundo. Para ello cuenta con la complicidad de su pareja, que también es un amante del surf, “buscamos la ola en lugares donde aún no hay mucha gente surfeando, evitando las grandes aglomeraciones”. El continente africano o algunos lugares de Centroamérica son lugares ideales para explorar en un futuro cercano. En sus viajes ha tenido la oportunidad de visitado lugares mágicos como Indonesia, “sus olas son magníficas y sus gentes realmente acogedoras”, o Australia.

surf-bakio-2015-131Su infancia fue feliz, en una casa que siempre estaba llena de gente, de amigos de sus hermanos. Estudió en un colegio de monjas, su familia tiene un hondo sentido religioso, y su adolescencia la pasó, como muchas jóvenes de su época, en Pozas. Casada con Iker, otro surfero confeso, tiene dos hijas que juegan al baloncesto. Estudió periodismo en la Universidad de Navarra y su destino, si no se hubiera cruzado la televisión en su camino, era el de profesora en la Facultad de Ciencias de la Información. Lleva 18 años siendo la chica del tiempo en ETB, siendo uno de los rostros más familiares de la audiencia. No hay familia que a las tres y media de la tarde o a las diez de la noche de cada día, de lunes a viernes, no deje todo los que está haciendo y se siente frente al televisor para conocer las previsiones metereológicas de los próximos días que ella, que tiene credibilidad, ofrece a los telespectadores. Todo sucedió por casualidad, como suceden muchas cosas en la vida. Se había licenciado en Periodismo, se encontraba realizando su tesis doctoral sobre las políticas de comunicación institucional –la tiene a medio hacer, aparcada, esperando volver sobre ella algún día– e incluso había comenzado a impartir algunas clases de apoyo en la Universidad cuando se presentó a un casting en la tele, que en ese momento necesitaban a alguien para presentar la información del tiempo.

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Cada día, desde hace casi dos décadas, llega a la sede de EITB, en las proximidades del nuevo San Mamés –muy cerca de donde ella nació­–, a las once de la mañana. A esa hora, antes ya ha cogido olas en Bakio, comienza la búsqueda, junto al equipo metereológico de la tele –lo forman varias mujeres y un solo hombre, Andoni Aizpuru–, de las diferentes fuentes de información. Comparan los diferentes pronósticos del tiempo, seleccionan las fotografías que necesitan y elaboran los pronósticos que emitirán en los espacios del tiempo. Antes de asomarse a la pequeña pantalla debe pasar, algo más de una hora, por la tortura del maquillaje y peluquería. “La fiabilidad del pronóstico a dos días vista es muy alta. La primavera es la estación con tiempo más variable, la que tiene más cambios imprevistos”. Muchas son las personas que hacen sus planes en función de los pronósticos ofrecidos por ella. “La lluvia o las precipitaciones son maravillosas. Para mucha gente, es algo que no entiendo, es algo negativo. Llueve y la gente se queda en casa. La tempestad hay que saber disfrutarla”. A última hora de la tarde vuelve a su casa, a Bakio, a oír el rumor de las olas desde su ventana. “Me han ofrecido varias veces trabajo en Madrid, pero una surfista no puede vivir en Madrid, aquí tenemos una gran calidad de vida. Uno tiene que elegir, todo depende de lo que quieras en la vida”.

Texto: Txema Soria • Fotos: Hibai Agorria

 

 

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